El expresidente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, ha sido detenido por alzamiento de bienes y blanqueo de dinero.
El abanderado del ‘Trabajar más y ganar menos’ lo tenía todo: presidente de la CEOE, viviendas de lujo en Madrid y Mallorca, un yate, varias fincas… Organizaba cacerías a las que acudía el mismísimo Rey Juan Carlos y se movía en los círculos de élite de la política. Tanto es así que, el 22 de julio de 2009 y en calidad de representante de los empresarios, Díaz Ferrán se negaba a firmar la propuesta de reforma laboral presentada por el PSOE (reforma que ya de por sí empeoraba las condiciones de los trabajadores) exigiendo que se abaratase aún más el despido.
En diciembre de 2009 quebraba Air Comet, aerolínea propiedad del detenido, dejando a 7.000 viajeros en tierra con un billete pagado (que el ministerio de Fomento recolocó en otro vuelos utilizando dinero público) y despidiendo a más de 600 trabajadores, muchos con meses de salario pendientes de pago. Ya en ese momento Díaz Ferrán declaró a los viajeros afectados que él mismo nunca hubiese comprado un billete de su propia compañía.
El historial del empresario continúa. En mayo de este año fue inhabilitado para gestionar bienes ajenos al ser declarado culpable por la quiebra de Seguros Mercurio en marzo de 2010. En junio de 2010 suspendía pagos el grupo Marsans y el empresario lo traspasaba al valenciano Ángel de Cabo (que también compraría posteriormente Nueva Rumasa a la familia Ruiz Mateos y que actualmente se encuentra detenido junto a Ferrán) en una maniobra para evadir 50 millones de euros y colocarlo en paraísos ficales. Un plan para evadir su deuda de 400 millones de euros. También en junio de este año la Audiencia Nacional impidió a Díaz Ferrán vender su yate a una sociedad de las Islas Vírgenes.
En definitiva, Díaz Ferrán, el que fuese lider de los empresarios y que se tomaba el lujo de dar lecciones para salir de la crisis, ahora muestra su verdadera cara. Su habilidad para apropiarse del dinero público, enriquecerse a costa de engañar y explotar a los trabajadores. Sí, señor, el jefe de la banda, capo dei capi.