Hace unos días, el 28 de agosto de 2012, salían a las calles de Santiago de Chile unas 150.000 personas con motivo de las protestas estudiantiles. La defensa de la educación pública, laica, y de calidad moviliza a la población.
En la región chilena el movimiento estudiantil tiene fuerza, mucha fuerza; y parece que sigue creciendo día tras día, protesta tras protesta. El pasado día 28 de agosto, 150.ooo personas se echaron a las calles de Santiago para reclamar a un Estado opresor lo que les pertenece: una educación pública y de calidad. Entre les manifestantes no solamente se encontraban estudiantes de secundaria y enseñanza superior, sino que también había profesores, madres, padres, niñes, y ancienes, según cuenta El Ciudadano.
Esta demostración de fuerza dejó en ridículo al actual ministro de Educación Harald Beyer, quien aseguró hace poco más de una semana que el movimiento estudiantil no tenía fuerza ni apoyo social. Además, supuso una revitalización importante del movimiento iniciado en 2011, el cual ya ha tumbado a dos ministros de Educación.
Las razones detrás de las protestas son bien conocidas por todes: educación pública gratuita, laica, de calidad, y democrática. Como está pasando en otras partes de nuestro planeta, el movimiento estudiantil nace como respuesta directa a la amenaza neoliberal que parece querer privatizar todo, creando así mayores asimetrías sociales y reproduciendo el sistema de clases imperante.
Dejando a un lado el análisis sobre la utilidad de defender un sistema educativo estatal, lo que no se puede negar de ninguna manera es la importancia que tiene el movimiento estudiantil en la región chilena. Ante un Estado opresor y un gobierno que intenta reproducir la desigualdad social mediante la privatización y el retiro de ayudas públicas, les estudiantes están obligados a salir a la calle; a organizarse y a luchar contra la injusticia social. Pero sobre todo, si algo está haciendo el movimiento estudiantil chileno es despertar la conciencia política de decenas de miles de jóvenes; una conciencia que mediante la lucha y la resistencia se asentará en el ideario social común con el tiempo. Los años 2011 y 2012 marcarán un punto de inflexión en la sociedad civil chilena, y como resultado veremos un notable incremento de personas adultas con una clara implicación política (o como sociólogo así lo quiero pensar).
Mientras tanto, el Estado chileno y la policía que sirve a los intereses de la clase dominante seguirán reprimiendo y coartando la libertad de los pueblos de la región chilena. Los medios de comunicación seguirán retransmitiendo la realidad social de forma parcial y sesgada, manipulando así las noticias para mantener el statu quo. Como muestra Rebelión.org, esta dinámica está muy de moda en la actualidad chilena, lo que pone de manifiesto las tesis de Noam Chomsky sobre manipulación estatal o la idea de Herbert Marcuse sobre la producción unilateral de la cultura.
En un mundo en el que las ideas capitalistas han sido integradas en todos los aspectos de la vida cotidiana, tanto que la inmensa mayoría de la población de eso que llamamos “primer mundo” no concibe la vida fuera del capitalismo, la lucha social por medio de concentraciones masivas en las calles se hace imprescindible. La movilización, así, torna elemental en las estrategias de lucha, pues el aparato de los mass media se encarga de desprestigiar de manera eficaz todo aquello que se acerca a los estándares impuestos de “radicalismo” y “violencia.” Como anarquista me siento íntimamente ligado a la idea de una sociedad sin Estado, sin embargo, el realismo de las condiciones materiales existentes me obligan a dar la bienvenida, y de buena gana, a toda acción social que presente una clara resistencia al sistema dominante; ya sean esas acciones anti-estatales o no.
De esta manera, considero los argumentos del tipo “de nada sirve reclamar una educación pública y laica si la provee un Estado” inútiles y muy alejados de la realidad social. Nuestro futuro libertario, nuestra sociedad sin Estado y sin desigualdades sociales, pasa hoy en día por movimientos sociales como el estudiantil en la región chilena. Es en ellos donde los seres humanos adquieren conciencia crítica y política. No empecemos la casa por el tejado; sumemos fuerzas para que de la síntesis de elementos surja el golpe definitivo que tumbe al capitalismo y a los Estados que lo mantienen vivo. Creemos “fuego revolucionario”, como dijo Karl Marx, mediante “la síntesis dialéctica de elementos.”