Hoy, debido a una insuficiencia cardiaca, ha muerto Santiago Carrillo a los 97 años de edad en su casa mientras, según han informado los grandes medios, descansaba.
Nos cuentan, especialmente por la televisión, que Carrillo fue durante toda su vida un revolucionario que, por el buen desarrollo de la transición española, supo renunciar a intereses partidistas. Uno de los padres fundadores de nuestra democracia, de nuestra actual España. Pero como uno no es muy dado a tragar con versiones oficiales me gustaría profundizar un poco más en quien fue Santiago Carillo y en lo que significó, especialmente, para la izquierda española.
Este hombre nace en Gijón en 1915, de familia obrera e hijo del militante del sindicato UGT y del PSOE Wenceslao Carrillo. Por tradición familiar, Santiago se afilia a las Juventudes Socialistas poco antes de la llegada de la República, siendo todavía un adolescente. En el 1934 alcanza la secretaría general de la organización juvenil, promovido por el ala prosoviética (y entonces minoritaria) del partido. Ocupando este cargo participaría en la revolución de Asturias y en la breve República Socialista de Asturias, participación que le llevaría a la cárcel cuando la revolución fue reprimida.
Es liberado con el triunfo del Frente Popular, momento en el que se encargaría de encabezar el proceso de unificación de las Juventudes Socialistas del PSOE con las Juventudes Comunistas del PCE, dando como resultado la Juventud Socialista Unificada. Este hecho fue una de las causas de que el PCE dejara de ser un partido minoritario, al lograr absorver a unas colosales JJSS que contaban con 100.000 afiliados en unos momentos en los que el PCE no pasaba de los 30.000.
Durante la guerra civil participaría en la defensa de Madrid, estando después al cargo de la cárcel Modelo de Madrid, siendo en Paracuellos del Járama responsable de sacas y fusilamientos indiscriminados y que sobrepasan lo puramente necesario en un conflicto militar que se llevarían la vida de dos millares de presuntos fascistas sin juicio previo. Esta matanza solo sería detenida por la intervención del ministro de justicia Joan García Oliver de la FAI que pondría al mando de la institución penitenciaria a Melchor Rodriguez García “El Angel Rojo”, también de la FAI.
En este conflicto Santiago Carrillo acaba por entrar a militar al PCE, rompiendo con las ideas políticas de su padre.
Durante el franquismo sería uno de los ejes vertebradores del PCE en el exilio, participando en el liderazgo, desde París, del movimiento guerrillero del maquis español, dirigiendo la quijotesca invasión del Valle de Arán en 1944, lo que costaría la vida a doscientos guerrilleros antifranquistas. Para posteriormente cambiar de política, abandonando a su suerte a los focos guerrilleros que no habían logrado salir de España. Esta nueva política fue la infiltración de núcleos comunistas en el sindicato vertical franquista, lo que derivaría en la construcción de las Comisiones Obreras.
En los años 60 alcanza la secretaría general del PCE, derivando sus posturas hacia un alejamiento de la línea oficial de Moscú, el eurocomunismo, de corte más similar a las posturas socialdemócratas.
En 1976 y con la muerte de Franco vuelve a España, no sin antes entrevistarse con gerifantes de la dictadura como Adolfo Suárez, el ministro Manuel Fraga o el príncipe Juan Carlos de Borbón. Tras pactar con estos oligarcas del régimen Santiago Carrillo acepta, y el PCE con él, la monarquía y la transición frente a la ruptura, lo que permitió un continuismo que hizo que las élites sociales del franquismo no solo no fueran nunca juzgadas, sino que incluso peremanezcan actualmente en el poder.
En 1977 el PCE, bajo su dirección, firma los pactos de la Moncloa, en la cual se adopta oficialmente una economía y estructura social liberal. Las únicas organizaciones de peso que lo rechazaron fueron los sindicatos CNT y UGT (si bien este último acabó por firmarlo más tarde), debido a lo que estos pactos suponían para la clase trabajadora española.
Participa en la elaboración de la conservadora, por no decir reaccionaria, constitución de 1978 que facilitaría la conversión de España en una monarquía de corte liberal perfectamente integrada en el mundo capitalista.
La debacle reformista a la que llevaba al PCE propició su expulsión por parte de un sector liderado por Gerardo Iglesias en 1985, ante la alarma de que Carrillo pretendiera convertir al PCE en una simple corriente dentro del PSOE. Carrillo funda el PTE como partido personalista, que sin éxito electoral, acabaría por integrarse en el PSOE.
Desde entonces se ha convertido en una figura meramente testimonial, participando en actos conmemorativos o programas televisivos donde se invita a las viejas glorias. Siempre, por supuesto, con su ducados en la mano.
Creo que ahora queda bastante claro por que los que dominan en la España actual sienten tanto agradecimiento hacia este padre de la democracia.