¡Arriba los que luchan! [Despedida al compañero Alberto “Pocho” Mechoso]

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Ayer, día 28 de diciembre del 2012, las autoridades uruguayas hicieron entrega a sus familiares de los restos del compañero Alberto “Pocho” Mechoso, sindicalista, anarquista y expropiador, militante de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), secuestrado y “desaparecido” por militares uruguayos y argentinos el 26 de septiembre de 1976.

Familiares, amigos, vecinos y compañeros, una larga comitiva, acompañó los restos de “Pocho” hasta el cementerio del Cerro, entre cánticos y gritos de ¡¡Arriba los que luchan!!! donde se le dio sepultura, todo entre actos fuertemente emotivos de sus familiares y compañeros.

Reproducimos unas intervenciones saludando a los asistentes, especialmente a los vecinos de los barrios Cerro La Teja, y recordando al compañero, su vida militante y su lucha:

“Antes que nada quiero dar mi fraternal saludo a todos los que hoy nos acompañan. Queremos también informarlos de algunas cosas y decirles algunas palabras. 

Informe del Equipo Argentino de Antropología

Dice acerca de mi padre: “Dicho esqueleto forma parte de los ocho que se exhumaran arqueológicamente el 19 de octubre de 1989 de las sepulturas 73 y 75 del Cementerio Municipal de San Fernando  (Provincia de Buenos Aires) ubicado en la localidad de Virreyes…   Se trataba de exhumar a las ocho personas cuyos cuerpos aparecieran el 14 de octubre de 1976 en el Canal San Fernando  recuperados por la Prefectura Naval e inhumados como N.N. en el Cementerio Municipal respectivo. Se recibieron procedentes de la República Oriental del Uruguay en el marco del proyecto Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Desaparecidos (ILID) las muestras de sangre de Beatriz Elizabeth MECHOSO CASTELLONESE, Alberto José MECHOSO CASTELLONESE y Beatriz Inés CASTELLONESE TECHERA hijos y esposa respectivamente de Alberto Cecilio MECHOSO MENDEZ. Las muestras fueron enviadas a los laboratorios BODE TECHNOLOGY GROUP (BODE) y EAAF-LIDMO, para analizar marcadores de STR autosómicos. De esa manera se obtuvieron perfiles genéticos específicos que al ser comparados con el perfil extraído de una muestra del esqueleto VIR-101 permitió establecer la relación biológica entre estas personas.”

  
En base a los resultados obtenidos del estudio antropológico y los análisis genéticos, se concluye que los restos esqueletarios estudiados, denominados como VIR-101, corresponden a Alberto Cecilio MECHOSO MENDEZ, nacido el 1 de noviembre de 1936 en el Departamento de Flores de la República Oriental del Uruguay, C.I. 956.404-7, desaparecido el 26 de septiembre de 1976 según consta en legajo CNDP 7109.

A esta altura de mi vida tengo claro quien era mi padre y que quería.  Mi padre se crio en estos barrios, Cerro La Teja.  En ellos escuchó  y vio acerca de luchas obreras, condiciones sociales y sobre brutales apaleamientos a los trabajadores. Hombre modesto y sensible no permaneció indiferente frente al drama de su gente, de los de abajo. Pronto se incorporó a la lucha  y compartió ideales de transformación social y de la necesidad de la construcción de un orden basado en otros valores totalmente distintos. Luchó por estos ideales hasta el último momento. Sabía por lo que luchaba y el enemigo que tenía enfrente, era consciente respecto a lo que significaba el combate contra el enemigo de los de abajo.  A su  experiencia  se sumó la del capitalismo a cara descubierta que largo todo su odio antipueblo en esos años que cubrieron de crueldad brutal a la sociedad toda.  Ahí estuvo, como tantos, enfrentando con su pelea diaria y su convicción inquebrantable a la bestia que habían largado a la arena.  Y conoció a esa bestia por dentro. Fue brutalmente torturado, sintió como torturaban a otros compañeros, como violaban mujeres, todo le confirmó con creces cual era el alma del enemigo.  Se  escapó de uno de esos cuarteles donde las bestias masacraban impunemente a los luchadores.  Apenas salió pidió un puesto de lucha en su organización. La lucha para cambiar este infame sistema seguía siendo para él tarea central. Dijo en su carta “¿Qué otro camino nos queda? Ante todo esto, ¿de qué manera vale la pena vivir la vida?… Hay un solo camino, hay una sola manera de vivir, sin vergüenza: peleando. Ayudando a que la rebeldía se extienda por todos lados…”.

En ese “en todos lados” está presente su antimperialismo y la autodeterminación de los pueblos. Por supuesto nada de tropas al Congo o Haití.

Hay costumbres, una cultura, hoy intenciones políticas también de que estos momentos sean de doblar la hoja, de velatorio individual, de que termina una situación.

Pero no, el dolor no nos nubla hechos  de a puño y que están a la vista de quien quiera ver.  En tal sentido no estamos velando nada, no estamos doblando la hoja ni terminando nada. Estamos aquí acompañando una vida y no una muerte. Una vida de entrega, llena de esperanza por un mundo mejor. Esos huesos queridos están gritando: Todo continúa, toda la lucha realizada, los ideales defendidos, los anhelos de seguir firme  sin dobleces  es la única ruta que conduce a la verdadera emancipación.  Esa lucha por el cambio total teniendo como norte una sociedad justa, libre y solidaria hoy como ayer lo merece todo. Solo requiere su ajuste a las nuevas condiciones históricas. Siendo así esto es un canto a la vida y a la lucha. A una vida mejor en una sociedad mejor que nada tenga que ver con esta.

Ha sido claro mi sobrino Lolo en cosas fundamentales. Este ha sido un largo periodo vestido de mucha infamia, de mucha protección a la impunidad. De distinta forma, por momentos descaradamente y otros con tramposas sutilezas. Desde la llamada vuelta a la democracia a nuestros días, la impunidad sobre el horror, de una u otra forma , en lo fundamental, se ha amparado.

Pero estuvo ahí la sensible y tenaz perseverancia de parte del pueblo, especialmente la labor constante de Familiares, que sabemos no fueron los únicos, pero si que mantuvieron sin descanso la antorcha del reclamo.  Hoy ni los mentirosos ni los que tenían miedo de creer pueden negar el horrendo pasado reciente.

Nos importa que se sepa toda la verdad, que la gente sepa lo ocurrido y haga conciencia de lo que tiene este sistema en sus entrañas. Hay unos cuantos torturadores y asesinos presos pero esto es apenas una pizca de la verdad.  Cuanto, cuanto para blanquear un poquito. Basta de cinismo y politiquería. Lo que hubo y seguirá habiendo es terrorismo sistémico; donde sin duda jugó su macabro rol ese estado que tiene articulado el conjunto de la estructura de poder dominante: el sistema capitalista.

Ese terrorismo de estado que se menciona se inscribe en una política general del sistema. Política que  opera de diferente forma de acuerdo a etapas y coyunturas sociales.  En el marco de esa crueldad asesina que mencionamos está implícito claramente que se llevó adelante un procesamiento para hacer lugar a un modelo: el neoliberalismo.  Ese que padecieron y siguen padeciendo los pueblos. Un modelo que venía y sigue viniendo por más para los ricos y poderosos y por menos, hasta la miseria atroz, para el universo de los de abajo. Así que si tomamos en su justa dimensión la macabra situación vivida no deja duda la inmensa cantidad de responsables directos que hay en la vuelta.

Hoy está más que claro. No es algo aislado como todavía ridículamente se dice o insinúa. Es el imperio, es el Plan Condor. Allí está un Kissinger a la cabeza respaldando y coordinando asesinatos, por momentos masacres. Sí,  Estuvieron los organismos del imperio presentes  ayer como lo están hoy,  dando cursos de tortura y muerte apuntando a los luchadores y enseñando técnicas de fuerte represión y de miedo para pueblos enteros.  Para las operaciones de saturación en grande y en chico.

Y quieren más de lo mismo. Hoy están ahí intervenciones sangrientas sobre  distintos lugares, unas de forma directa como Irak o Afganistan y otras a través de la OTAN a lo que hay que sumar desestabilizaciones organizadas o estimuladas y cadenas de lugares para torturar alrededor del mundo.

Los acontecimientos aquí ocurridos estuvieron en ese diseño. Para nuestro pueblo esto no lo terminarán de pagar nunca. No habrá olvido ni perdón.  Aquí perdón es sinónimo de complicidad y de resignación, por eso la mejor y auténtica  manera de recordar a nuestros compañeros es seguir la lucha, los ideales por los que cayeron. Seguir sin claudicaciones, con la firmeza que exige un enemigo como el que tenemos enfrente.  Nada de administrarle lo mejor posible el sistema  a los de arriba para tenerlos contentos y perpetuarlos.

Sí. Hicieron selección, atrocidades, tortura, violaciones, muerte vil para los luchadores activos.  Allí tenían a las bestias que podían instrumentar la política que tan rapaz y miserable sistema quería. Allí estaban los mecanismos de muerte,  capaces de cualquier bestialidad posible: dispuestos, entrenados para ello. Allí estaba ese sujeto colectivo deplorable, inútil, cobarde, capaz de las infamias inimaginables, ese sujeto producido por un sistema dentro de una institución y que tiene función y lugar precisos en esta estructura de dominación basada en la violencia.

Todo ese conjunto institucional y de diversos mecanismos que creo y recreo el sistema desde su origen se orientaron a conformar un tipo de sociedad donde unos pocos, muy pocos, tuvieran todo y las grandes mayorías, los de abajo, tuvieron nada o lo imprescindible para sobrevivir.  Mecanismos que constituyen toda una red de violencia, que abarca lo jurídico,  cultural, ideológico, económico. Malla siniestra que asegura su reproducción.

Pero los pueblos no quedaron ni quedaran pasivos y sumisos. Dando tumbos muchas veces,  igualmente irrumpen. Un sentimiento de justicia y libertad alimentan sus sueños. No matarán nunca la esperanza de los pueblos y de los militantes. Lo que viene no será fácil de enfrentar, pero lo fácil casi siempre es lo peor en este campo.

Pocho se entregó entero por una causa de justicia verdadera, por el socialismo y la libertad, por un mundo nuevo. Y Pocho es de todos aquellos que siguen en ese sueño y esa lucha. Sabemos, fueron muchos, con matices ideológicos diferenciados, los que dieron total entrega en pos de lo que creían,  no podemos mencionarlos a todos pero nos queda el recurso de comprenderlos a todos en el nombre de algunos luchadores como: León Duarte, Gerardo Gatti, Elena Quinteros, Raúl Sendic, Hugo Cores,  Idilio de León, Nuble Yic, Julio Castro el Santa Romero. En el recuerdo y la lucha del día a día siempre estarán presentes.

Hermano y compañero Pocho estarás siempre en medio de nuestra  pelea y nuestros sueños.

Arriba los que luchan”

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