Nuestra cultura occidental, capitalista, es la cultura del crecimiento, del progreso y del desarrollo. En concreto, del crecimiento económico, del progreso tecnológico y del desarrollo ilimitado; muy alejado todo ello del crecimiento personal, el progreso social y el desarrollo del bienestar que nos prometía la economía. Nuestra cultura, entregada a la fe en la tecnología y el mercado olvida que somos dependientes de los ecosistemas.
Sin ser la denuncia más elaborada ni la reflexión más profunda, este video de apenas unos minutos muestra de manera amena algunas de las agresiones del ser humano contra el mundo y sus habitantes, incluidas las personas. Un relato de agresiones constantes sobre el territorio que nos lleva de manera inexorable al colapso ecológico.
Pero, si todos tenemos tan claro este proceso, ¿Por qué sigue adelante? Por dos obstáculos fundamentales, la inercia del capitalismo (base fundamental de la destrucción ecológica) y los intereses del poder, que basan sus crecientes beneficios en la explotación del medio y de las personas. La vida y el bienestar de todas las personas pasa por acabar con el capitalismo y los grupos beneficiados por este. Ese es el principal objetivo que debemos marcarnos: Construir una sociedad del bienestar en el marco de un socialismo libertario y ecológicamente sostenible.