Prólogo
Con la era de Internet, existe gran cantidad de materiales de contenido libertario que podemos consultar, así como libros básicos para comprender el anarquismo. Sin embargo, una cantidad excesiva de datos no ayuda a definir unas líneas de tendencia concretas y termina creando una suerte de autodidactismo para el autoconsumo o el mero estudio académico. Por tanto, veo la necesidad de crear un itinerario formativo con un contenido específico y concreto, unos mínimos para lograr unas bases comunes sobre las que poder ir trabajando y ampliando. En esta serie, solo trataremos la cuestión política del anarquismo y sentar unas bases para la intervención social. Otros temas complementarios serán: disciplinas de las ciencias sociales (economía, historia, sociología, antropología, etc), los feminismos (de clase, transversal, transfeminismo…), el espacio físico (administración y ordenación del territorio, medio ambiente, crisis energética, cuestión nacional, identidades culturales, etnia, racismo, movimientos de liberación/autodeterminación de los pueblos…), entre otros campos.
En cuanto a las cuestiones prácticas (organización interna, comunicación, relaciones con los movimientos sociales, presentaciones públicas, asambleas, plenos, congresos, convocar/asistir a actos de protesta social, hacer sindicalismo, etc), éstas se irán desarrollando con las experiencias en las luchas y con los encuentros y debates con otras militantes.
Los materiales que selecciono contendrán aportaciones ya escritas en esta web así como de sitios externos.
Índice de contenidos a publicar:
1.-Unas bases.
2.-La visión estratégica.
3.-Programa, articulación política y estructuración del movimiento.
4.-El análisis de coyuntura.
5.-En la realidad material.
Unas bases
Cuando oímos hablar de anarquía o anarquismo por primera vez, pensamos que sería caos y barbarie, o un sueño irracional que aboga por la destrucción de lo existente y promueve el caos como fin en sí mismo. Otras veces, nos lo presentan como una bella utopía donde todo el mundo vive en armonía, pero totalmente irrealizable. Sin embargo, estos prejuicios asumidos por la mayor parte de la sociedad son falsos. La idea del anarquismo como caos es alimentada por los medios de comunicación de masas al asociarse el anarquismo a la violencia callejera y al “terrorismo de baja intensidad”. De la otra manera, tacharla de utópica, convierte al anarquismo en una suerte de idealismo para bohemios curiosos y pequeñoburgueses. Tanto vincular el anarquismo con la violencia como decir que es una utopía, son artimañas para despojarle de todo contenido social y político de transformación radical de la sociedad hacia un modelo social y político sin clases ni Estado. Pero, ¿qué es el anarquismo? El anarquismo es la rama libertaria del socialismo y la vía política que persigue dicho fin. El socialismo es concebido como modelo de sociedad realizada con base en la libertad, donde el régimen de propiedad sobre los medios de producción y los instrumentos de trabajo sean comunes y socializados, estando bajo control y gestión directas de los mismos trabajadores. Esta base será sobre la que se construya la democracia económica, donde la economía esté subordinada a los intereses de las personas y no al revés como ocurre actualmente en el capitalismo. A su vez, la democracia económica permitirá la democracia política, esto es, básicamente, que la administración de la vida social y sobre el territorio recae en los órganos, consejos y asambleas obreras libremente asociadas y federadas. La vía política del anarquismo hacia el socialismo libertario parte, básicamente, del fortalecimiento de las clases trabajadoras, impulsando dicho fortalecimiento desde las luchas que se dan en cada momento, siempre desde la base, a la vez que los va dotando de orientación política, que sigue unas líneas estratégicas y programáticas que giran en torno a un proyecto político: el socialismo.
El anarquismo como corriente política nació con Proudhon, aunque bien existieron episodios en la historia antes de la Revolución francesa y los orígenes del pensamiento socialista que narran experiencias de diversas sociedades sin Estado y rebeliones campesinas, obreras y de esclavos, pero que no podrían considerarse anarquistas como tales. Proudhon fue quien puso sobre la mesa el concepto del anarquismo como orden natural de las cosas y perfiló un modelo de sociedad diferente al capitalismo, cuestionando así la propiedad privada sobre los medios de producción. La Comuna de París en 1871 sería uno de los primeros experimentos revolucionarios con un proyecto político de inspiraciones anarquistas y comunistas, en el cual, se estableció una administración de carácter popular y obrero. Posteriormente, Bakunin y Kropotkin desarrollaron más el modelo de sociedad y organización económica de Proudhon. A la par que fue avanzando la revolución industrial durante el s. XIX, comenzaba a formarse un proletariado a partir del éxodo rural y con ello, las primeras sociedades de resistencia obreras. Comenzaba también a perfilarse el pensamiento socialista, primero en su rama utópica (Owen, Fourier…) y luego Marx y Engels fueron quienes desarrollarían el socialismo científico, el cual influirá en el anarquismo colectivista de Bakunin, y terminaría distanciándose del de Marx por diferencias en la concepción de la autoridad. La I Internacional (AIT) fue la organización obrera de caracter sindicalista que nació como respuesta al capitalismo salvaje de entonces, y tenía influencias tanto de Bakunin como de Marx. La Alianza por la Democracia Socialista de Bakunin sería la primera organización política anarquista que tenía como objetivo dotar de orientación política a la AIT. Durante el primer tercio del s.XX, el anarquismo constituiría una tendencia política revolucionaria que jugó un importante papel en la formación y crecimiento del sindicalismo revolucionario, las ocupaciones de fábrica en Alemania e Italia, y las revoluciones proletarias en España, Rusia, Ucrania, la región china de Manchuria, México, Brasil, Bulgaria… hasta el inicio de la II Guerra mundial.
Hasta 1939, el movimiento obrero de países como España, Alemania e Italia cayeron bajo las botas del fascismo, y con ello, también fue derrotado el movimiento anarquista en Europa. Solo en Bulgaria el anarquismo como fuerza política habría sobrevivido hasta los finales de los años ’40. (Para ampliar conocimientos, puedes consultar este artículo)
Como obra introductoria de esta primera entrega, el libro de Daniel Guerin titulado “El anarquismo. De la doctrina a la acción” cumple el papel idóneo para tener unas bases más claras. Esta obra viene dividida en tres partes: en la primera, trata el plano teórico del anarquismo en sus diferentes tendencias acerca algunos conceptos como el de rebeldía, la cuestión del Estado y el capital, el individuo y las masas, la democracia burguesa y el socialismo autoritario. En la segunda parte, pone sobre la mesa el rechazo de la utopía, la necesidad de la organización y las cuestiones relativas al modelo económico del anarquismo. También toca el internacionalismo y el federalismo. Por último, repasa la trayectoria del anarquismo como movimiento revolucionario en la praxis desde sus orígenes en la AIT, la Alianza de Bakunin, la Revolución Rusa, la Makhnovitschina, los consejos de fábrica en Italia en la década de los ’20 y la Revolución Social en España. Se puede descargar en pdf aquí. También podéis echarle un vistazo a este cuadernillo de formación. Algunas lecturas complementarias: “Historia del movimiento makhnovista” de Arshinov, “El apoyo mutuo. Un factor en la evolución” de Kropotkin, “Revolución no es dictadura. La gestión directa de las bases en el socialismo” de Luigi Fabbri y “Anarcosindicalismo. Teoría y práctica” de Rudolf Rocker.
Desde la derrota de las revoluciones obreras tras la II Guerra Mundial, pocas señales de vida habría dado el anarquismo hasta las revueltas de mayo del ’68 en París, momento en que se declararon huelgas indefinidas a las que se unieron estudiantes y en la ciudad se vivió un clima insurreccional. Cuando estas revueltas fueron aplastadas y una vez satisfechas las demandas de los huelguistas, la derrota de mayo del ’68 causó que muchas tendencias de la izquierda revolucionaria se refugie en lo literario. A partir de los ’70, comenzaba la primera ola neoliberal en el cual destacaría el eje Reagan-Thatcher. Esta era trajo dictaduras militares en Chile y Argentina, y en el resto del mundo occidental supuso una ola de privatizaciones y recortes en derechos laborales y sociales. Un importante suceso fue la derrota de una huelga general en el sector minero de la mano de Margaret Thatcher en el Reino Unido. El anarquismo mientras, una buena parte de éste fue despojado de todo contenido político y social y sería impulsado en su mayoría desde las subculturas como el anarkopunk a partir de los ’70 hasta la entrada del nuevo milenio, época en que crecieron los movimientos antiglobalización.
En la actualidad, el anarquismo a nivel mundial ha dejado de ser una fuerza política protagonista de los cambios sociales y en muchos casos, había dejado de disputar el escenario social y político como una fuerza política, aunque actualmente estamos contemplando iniciativas de cambios de tendencias en Europa y en América Latina, por ejemplo, la Izquierda Libertaria de Chile ya está desarrollando unas líneas políticas de disputa en escenario social y político. Con la llegada de la crisis y la nueva oleada de movilizaciones con el 15M en España, la primavera árabe, el movimiento Occupy en EEUU y otras grandes movilizaciones ciudadanas a lo largo y ancho del globo en los pasados 2 a 3 años, el escenario habría cambiado y abierto nuevas posibilidades de hacer política. Hoy en día, este ciclo de movilizaciones está en proceso de reflujo aunque su legado es verdaderamente ejemplar, como por ejemplo en el Estado español las PAH. Se nos abre un nuevo escenario delante y es momento para la articulación política del anarquismo, con el fin de reconstituirnos como actor político de cambio.
En la siguiente entrega, veremos qué es la visión estratégica y cuán de imprescindible es esta perspectiva para desarrollar una tendencia política revolucionaria y unas líneas tácticas y estrategicas comunes a partir de estas bases ideológicas. Ir a la 2ª parte.