Este artículo pretende recopilar y definir los diferentes métodos para llegar a una sociedad socialista. Se trata de un texto de formación política básica.
Entiendo por socialista «sociedad sin clases» o sociedad con economía socializada o con la economía controlada por la clase trabajadora mediante sus organizaciones. Mi concepto del anarquismo es que es una forma de llegar al socialismo a través de la acción directa. Así se concibió en el siglo XIX, aunque posteriormente se fundiría con corrientes individualistas que le darían características diferentes, especialmente en sus principios y valores. Dicho esto pasemos a las formas de transformación social.
Socialdemocracia.
Esta es una forma de llegar al socialismo a través de las instituciones y la lucha parlamentaria. En su origen Marx y Engels y sus seguidores estaban convencidos de que se podría conseguir el socialismo a través de diversos métodos al mismo tiempo. Su concepto de socialdemocracia era mucho más radicalizado que lo que hoy se entiende como tal.
En nuestra época las sociedades europeas están situadas más a la derecha a nivel general. Lo que hoy es socialdemocracia es o bien social-liberalismo (hacer que el capitalismo tenga un «rostro humano», que no oprima tanto) o bien neoliberalismo puro (como por ejemplo el PSOE). Hay que intentar hablar con propiedad de la socialdemocracia entendiéndola como una vía hacia el socialismo a través de las reformas legales. Si no pretende llegar a ninguna clase de sociedad socialista no estaremos ante una socialdemocracia.
Problema: que la lucha legal se come todas las energías, y que con el tiempo esa lucha que opta por esta táctica se acaba desviando de sus intenciones inciales.
Poder popular.
El poder popular son todas aquellas experiencias que provocan un empoderamiento colectivo en base a la lucha y la disputa de la legitimidad y del control territorial con el estado. Estamos hablando de luchas sociales que se ganan y que generan esa sensación de que se puede llegar mucho más lejos. Entonces se generan nuevas luchas sociales más ambiciosas. En cuanto existe un control sobre su territorio, se crea un hito, una base desde donde seguir dando pasos adelante.
Y decimos que es un método de avance hacia el socialismo en cuanto que su práctica puede estar ligada a movimientos revolucionarios, como los de la sociedad paralela.
Problema: las derrotas populares echan al traste lo ganado. También son vivero de opciones políticas electoralistas, dado que también la socialdemocracia se puede basar en el poder popular para avanzar sus posturas y negociar con más fuerza ante la oligarquía haciendo pasar el poder popular como sus propias bases (aunque en algunos países realmente lo son).
Sociedad paralela.
Se trata de conseguir una sociedad (o sociedades en plural) comunitaria, comunalista o socialista a través de pequeños proyectos autónomos y autogestionados. Se puede tener como sociedades paralelas tanto al cooperativismo, entendido como experimento o experiencia de economía colectiva, como el neo-ruralismo de los pueblos okupados, como buena parte de la okupación (con «k»), o incluso de alguna manera las fábricas recuperadas. O todo a la vez, como hace la Cooperativa Integral Catalana. La idea es que se vaya conformando un imaginario propio de sociedad que viva al margen o por fuera de los marcos legales del estado, o incluso por dentro pero con sus propias normas, objetivos e ideosincrasia. También nuestros ghettos activistas, okupas o «anarquistas como forma de vida» viven una especie de sociedad paralela.
En los años 30 todo el entramado de ateneos, sindicatos, cooperativas, colectivos, periódicos, etc. conformaba lo que se conocía como la sociedad paralela que agrupaba muchas miles de personas que vivían literalmente en otro tipo de sociedad diferente al del resto del país. Sin embargo, en aquella sociedad paralela había rasgos de lo que llamaremos poder popular.
Problema: el aislamiento al vivir al margen de la sociedad. Es posible caer en actitudes que desdeñen la necesidad de la revolución (o un cambio de sociedad generalizado) dado que ya se está viviendo una experiencia avanzada.
Huelga General Revolucionaria.
Esta es el método clave del sindicalismo revolucionario y del anarcosindicalismo. Se basa en una huelga indefinida que genera un conflicto muy agudo en un territorio. El sindicato o sindicatos que la impulsan tiene un comité de huelga (que a veces ha tomado la forma de «consejos obreros») que llega a controlar territorios. Este control territorial se puede basar en una coalición con cosas preexistentes en el territorio como sociedades paralelas o focos revolucionarios.
Problema: en muchas ocasiones la huelga general revolucionaria se queda en peticiones económicas, que un gobierno un poco habil es capaz de prometer para desactivarla, aplazando el conflicto.
Foquismo.
Teoría revolucionaria del guevarismo (aunque parece ser que inventada por el anarquista Abraham Guillem) que se basa en crear focos revolucionarios en un territorio. Una vez que estos focos funcionan se pasa a otro territorio, y luego a otro. Cuando hay los suficientes se retroalimenta con huelgas generales y revueltas populares. En los años 90 se hablaba de la «zona roja», que venía de la autonomía alemana. Consistía en entrar en un barrio a abrir locales, centros sociales, cooperativas, etc. «colonizándolo» poco a poco y confluyendo con su tejido social. Con el tiempo se tenía un «barrio rojo» y de izquierdas tomado por nuestra propaganda.
Problema: las zonas rojas se pueden convertir en ghettos que no trascienden a su vecindario. Abrir centros sociales y ateneos no es garantía de que tu barrio se hará a tus ideas. Pero es un buen inicio.
Guerra Popular Permanente / Tensión anarquista.
Considero que son dos cuestiones muy similares a pesar de que la primera venga de Mao Tse Dong y la segunda de Bonanno. A grandes rasgos la guerra popular permanente se basa en una lucha a largo plazo, o bien sin tener en cuenta el final, y teniendo una correlación de fuerzas en contra nuestra que tiene lugar en un contexto rural. Poco a poco, golpe a golpe se consiguen algunas victorias, y estas dan pie a zonas liberadas que actuarían de forma similar a un mini-estado socialista a la espera de confluir con huelgas o insurrecciones populares en las ciudades.
Traduciendo todo eso al anarquismo, Bonanno entendía la «tensión» como una guerra permanente con la correlación de fuerzas en contra en un contexto de sociedad occidental, industrial y urbana. Al sistema hay que atacarlo para deslegitimarlo y para sembrar en la población una sensación de que no lo tiene atado y controlado. Los distintos ataques se suceden creando una indefensión que da pie a más represión o incluso a lo contrario, a abrir la mano. Pero si se logra confluir con procesos revolucionarios amplios se puede contribuir a la caída del sistema. También se daba en las organizaciones y grupos de lucha armada occidentales como las RAF, el IRA, Brigadas Rojas o ETA, aunque todos tenían sus movimientos populares que les retroalimentaban.
¿Quien está llevando a cabo este tipo de lucha en nuestro tiempo? Además de los maoístas (en Nepal, India y Filipinas) paradójicamente realizan una guerra popular permanente los yihadistas y los talibanes en el mundo islámico. No esperan ganar de inmediato, no tienen prisa. Golpe a golpe se hacen más fuertes y ganan legitimidad ante la sociedad que con el tiempo le parecerán un mal menor debido a la inefectividad del gobierno de turno para garantizar la seguridad de la población.
Problema: se da un aislamiento en la lucha, como el de muchas organizaciones armadas. La clandestinidad y el secretismo hacen que no sea tan fácil connectar con las luchas reales que está llevando a cabo la sociedad por otras vías. Entiendo que la guerra popular (del maoísmo) o la lucha armada no es autodefensa sino lo contrario, ataque. La lucha armada en los 70 y 80 se convertió en elitista, ya que fue muy por delante de los movimientos populares que la sustentaban. Se aisló y fue derrotada por ello.
Insurrección popular.
La imagen que nos viene a la mente de una revolución social es la de la toma de la Bastilla en la Revolución francesa, o la de la toma del Palacio de Invierno en la Revolución rusa. Una insurrección de masas es un acto de fuerza más o menos espontáneo que derroca un gobierno. Como dice el refrán a «rey muerto, rey puesto», y generalmente toma el poder un sector que ha participado en la insurrección que se da legitimidad para representar el conjunto.
Problema: son procesos muy complejos muy difíciles de controlar. Una insurrección puede poner en el poder a un gobierno incluso peor que el que acaba de derrocar.
La guerra.
Esta forma de imponer el socialismo se da teniendo ya países socialistas que derrotan militarmente otros. Evidentemente se trata de tomar el poder por la fuerza e imponer el socialismo, con todo lo que conlleva como hemos visto en el siglo XX.
Problema: que la sociedad no se cree el socialismo dado que viene impuesto, y a la primera oportunidad pueden querer volver al estado anterior.
Conclusión
Un proceso revolucionario tiene que partir de una situación de crisis del sistema imperante y poco a poco ir conquistando la hegemonía cultural y dar la sensación de que se producirá un cambio radical. Una transformación social profunda se produce con una combinación de varios métodos que hemos expuesto. El anarquismo, como es lógico, deja atrás la lucha parlamentaria de la socialdemocracia, para centrarse en procesos de sociedada paralela, poder popular y huelga general revolucionaria, que generalmente ha sido su campo de actuación hasta producir una insurrección popular. Todo esto ha ido acompañado por fuera del movimiento general de la «tensión» o lucha armada y expropiaciones.
@blackspartack