Este pasado fin de semana ha tenido lugar un encuentro antirrepresivo en Zaragoza, en la sede local del sindicato CGT, y en la que estuvieron presentes decenas de colectivos y organizaciones políticas. Dicho encuentro se comenzó a fraguar hace tiempo con la intención de poner en marcha una red solidaria efectiva que aborde la temática antirrepresiva. Tras haber participado personalmente este fin de semana en el encuentro, puedo afirmar que se ha establecido un serio compromiso por construir una coordinadora de movimientos sociales y políticos. Esta no pretende convertirse en una nueva organización, sino en una herramienta que ponga en contacto a diversas organizaciones, estableciendo unas líneas estratégicas conjuntas y unitarias.
Durante la intensa mañana de plenario, se plantearon diversas propuestas de organización, comunicación y actuaciones. Estas fueron recogidas por la tarde en las diversas mesas de trabajo que se establecieron para articular la coordinación antirrepresiva, y puestas en común las conclusiones a última hora de la tarde, emplazándose a realizar un intenso trabajo hasta un próximo encuentro en pocos meses.
Uno de los objetivos mínimos a corto plazo fijados por parte de todos los colectivos e individualidades presentes en el encuentro fue la elaboración de un documento común, puesto que se concretó que la mejor manera de comunicar convenientemente esta propuesta unitaria es mediante un discurso claro que ayude a repensar las líneas antirrepresivas a las militantes, y en general a toda la clase trabajadora.
Algunos apuntes interesantes de las discusiones en el Encuentro:
Se vuelve una labor necesaria crear nuestros particulares espacios de seguridad colectivamente. La represión es inherente al sistema capitalista, por lo tanto resulta imprescindible afrontarla, de cuidarnos a nosotras mismas y nuestras compañeras. De esta esencial tarea florece la solidaridad y el apoyo mutuo, que debe ser organizada con compromiso. La represión nos afectada a todas las activistas políticas, sea cual sea nuestro nivel de acción, desobediencia o resistencia, por lo que debemos acometer el reto de construir una cultura de protección entre nosotras. Es la condición que nos permitirá continuar nuestra militancia política y social sin bloquearnos, continuar creciendo creando comunidad. Sin embargo, también es una realidad que la violencia de la represión afecta en su conjunto a las clases populares, por lo tanto, es una represión social y de clase, y en ese ámbito debemos responder. La represión puede recaer selectiva o aleatoriamente, pero siempre sobre las personas trabajadoras.
En algunas ocasiones, la sombra de la represión planeando sobre nosotras nos cae cuando menos lo esperamos, en manifestaciones, en nuestras casas, en nuestros sindicatos o locales, o bien simplemente en nuestro tiempo de ocio colectivo. Nos podemos encontrar ante una situación difícil que no hayamos vivido nunca anteriormente, quizá contamos con un conocimiento teórico previo gracias a testimonios cercanos, charlas o información que hemos leído. Sufrir violencia policial, una detención, tortura psicológica, una prisión preventiva, una condena o contar en tu expediente con antecedentes, es algo que nos toca asumir como una posibilidad en nuestro día a día de lucha política. Además, en nuestra sociedad está normalizada la naturaleza de la represión, legitimada a muchos niveles e invisibilizada, también cuando se sufre una agresión racista, violencia por ser mujer, represión laboral, o simplemente por generar lazos de solidaridad entre las personas.
Hay que posicionarse en una estrategia contra la represión defendible fuera de los límites de nuestros espacios. Un análisis eficiente pasa por comprender que la represión es parte del sistema capitalista puesto que nuestra intención es encontrar su ruptura y construir alternativas sociales al mismo, y la suya es conservar el orden establecido. Por ello mismo, es importante huir del victimismo a la hora de difundir nuestras ideas y al apoyar a nuestras compañeras cuando son reprimidas.
Debemos tratar de aprender para seguir adelante nuestras luchas, con más energía, levantándonos tras caer y añadiendo herramientas aprendidas en nuestro camino por transformar el mundo.
Conclusiones:
Es imprescindible una rehumanización del discurso para alcanzar a nuestra gente, y dinamitar las líneas de la individualidad impuestas socialmente. Aprenderemos cómo trabajar convenientemente los casos represivos, la concienciación resulta clave y transmitirla eficazmente deberá ser nuestro principal objetivo. Solo el pueblo defiende al pueblo.