A veces parece que los hechos suceden de modo que aprendamos una lección. Como si la realidad fuera un durísimo maestro de la vieja escuela que nos dice «Sí, sabes lo que tienes que hacer y te voy a dar de palos hasta que lo hagas».
En los últimos días, nadie que tenga un pie en los movimientos sociales ha podido evitar pensar en y hablar de la represión. Sí, el domingo 31 hubo un encuentro antirrepresivo estatal que nos dio fuerzas al confirmarnos que se tienden puentes y se entrelazan brazos, pero también han sido días en que el presente y el pasado, en este sentido, nos han abofeteado todo lo que han querido: cuatro días antes del encuentro, la redada contra Reconstrucción Comunista por su solidaridad con el pueblo kurdo; para empezar el mes, una operación policial contra Indar Gorri (no hace falta ser afín a ell@s para reconocer que es una de las hinchadas de fútbol que menos gustan al Régimen), con 18 detenid@s; el miércoles 3, el juicio contra las feministas de la procesión del Santo Coño Insumiso; el jueves, el décimo aniversario del repugnante caso del 4F que arruinó la juventud de Rodrigo Lanza, Álex Cisternas y Juan Pinto y la vida de Patricia Heras y la fijación de juicio para el 8-10 de marzo contra Mónica y Francisco, que tras más de dos años en preventiva por los mismos hechos de los que se acusa a l@s much@s detenid@s de las operaciones Pandora, Pandora 2 y Piñata, tienen en su contra peticiones fiscales de 44 años de cárcel para cada un@; el viernes 5, la vista para la posible salida de preventiva de Nahuel y el segundo aniversario de la muerte, dispersado a más de mil kilómetros de casa, de Arkaitz Bellon (joven abertzale que llevaba 13 años en la cárcel por acciones de la llamada kale borroka y que, pese a faltarle sólo tres meses para salir, estaba en primer grado en el Puerto de Santa María); ayer viernes, la detención de dos titiriteros por un guiñol satírico (¡!), llevados a la Audiencia Nacional por «apología del terrorismo» (¡¡!!); hoy sábado, el aniversario de las quince muertes en El Tarajal; el martes próximo se cumplirán también diez años de las detenciones de Rubén e Ignasi, que se enfrentaron a duras peticiones, acusados de atacar una sucursal del Banc de Sabadell y al organismo que gestiona la mano de obra semiesclava de las cárceles catalanas (CIRe o Centre d’Iniciatives per a la Reinserció)…
¿Nos enteramos? ¿Necesitamos más señales? La política que no hacemos nosotr@s la hace el Enemigo, me da igual quién sea libertari@, leninista, abertzale o vagamente rebelde si es de mi clase social y no vive de renegar de ella (como l@s agentes de policía o l@s concejales, alcaldesas y alcaldes «del cambio»). Lo mismo vale para es@s podemitas, ahoramadridistas y similares que aún no han abandonado los movimientos sociales, pero cuy@s dirigentes quieren ser grandes estadistas a base de intentar contentar a todo el mundo: ni esa brunete mediática a la que intentan aplacar ni l@s funcionari@s policiales les van a salvar cuando abandonen el Poder, ni lo harán si la descomposición social sigue llevándonos al caos, la violencia y, en definitiva, el liberalismo más acabado. Mojaos, mojémonos, comprometámonos, converjamos, confluyamos donde hay que confluir, donde hay poco que ganar en lo personal y mucho en lo colectivo: en la calle. Fortalezcámonos… o desaparezcamos arrollados bajo un tanque de civismo y sectarismo mientras suena Libertad sin ira y la masa desfila al paso alegre de la paz.