Tal día como hoy en 1936 el pueblo en armas detenía el golpe de Estado militar orquestado por Franco y Mola, desembocando en una guerra civil. Para algunos, fue el comienzo de una guerra fraticida, para otros, una especie de cruzada contra los rojos. Lo que queda claro es que a los vencedores no les interesa contar la historia como fue: provocando un golpe de Estado contra un gobierno republicano legítimo, cuyo balance se saldará con gran parte de España destrozada, un gran campo de entrenamiento para los nazis, un millón de muertos, una dura derrota para el anarquismo y el movimiento obrero en España, miles de refugiados españoles que acabaron en los campos de concentración franceses y nazis, y finalizando con 40 años de dictadura fascista, con otros 40 años más de prórroga bajo una careta demócrata.
Es la historia de siempre que oímos cada año o cada vez que se saca el tema: los vencedores no quieren que se desentierre la verdad y los tertulianos prefieren hablar de guerras fraticidas igualando ambos bandos, despojando la historia de todo sentido político. Pero a mí como a muchas otras personas con conciencia social, nos interesa conocer la verdad, porque es ahí, sabiendo qué pasó realmente donde podemos aprender de nuestros errores y aciertos. Y en esa historia se ve un conflicto que tuvo muchos antecedentes que daría para libros y libros. Incluso sobre la propia guerra se escribieron muchos, yo solo podría contar una parte y muy resumidamente.
Así pues, la reacción al golpe de Estado fue frustrado por el pueblo en armas, en las zonas donde el movimiento obrero era más fuerte como en Catalunya, Levante, Andalucía, Asturias, entre otros. Los facciosos, al no haber tomado el poder en poco tiempo, se desencadenó una guerra civil, que a su vez hizo posible la Revolución Social, que significaría una auténtica guerra de clases. En los primeros meses del conflicto, tuvo especial protagonismo la CNT-FAI y las Milicias Confederales en combatir el fascismo junto con otras fuerzas como el POUM. Ante una República débil y la pasividad de la comunidad internacional, la CNT-FAI podía haber disuelto el Estado en las zonas donde el poder real estaba en manos de la clase trabajadora, declarando que todo el poder pasaría a manos de los organismos obreros, evitando así una contrarrevolución en la retaguardia, que finalmente se hizo realidad con los hechos de Mayo del ’37. Sin embargo, eligieron formar una Alianza Antifascista en el cual, en noviembre del ’36, cuatro anarquistas asumieron carteras ministeriales. Desde allí comenzaron a militarizarse las milicias en el Ejército Popular, en donde la Columna de Hierro y el POUM se mostrarían críticos. No obstante, el bando nacional recibía más ayuda internacional que la república. Solo la URSS sería la que enviaría ayuda al bando republicano pero con intereses. Es ahí donde el PCE y el PSUC iría escalando posiciones hasta controlar el aparato político-militar del gobierno. Con esto, la Revolución Social quedaría muy dañada y con ella, los comunistas bajo la influencia de Stalin acabarían con las experiencias colectivistas en Aragón y Catalunya. También jugaron un importante papel las Brigadas Internacionales, cuerpos de voluntarios llegados a España de diversas partes del mundo a combatir el fascismo junto con el Ejército Popular de la República. Mención especial también merecerán aquellas personas anónimas venidas de África que lucharon al lado de la República que muy muy poco se sabe de ellos.
Tras la dura derrota de la Revolución Social y la II República, ahí quedarán en el recuerdo los miles de españoles que cruzaron el Pirineo o los mares huyendo de la guerra, la Nueve que entró en París a liberar la ciudad de la ocupación nazi, la CNT en la clandestinidad, los maquis…
El caso es que más allá de la memoria republicana, también esta la de la Revolución Social. Pero quiero hacer una especial llamada de atención aquí, y es que 80 años después no podemos seguir con el mito de una revolución anarquista solamente mostrando los logros, ni tampoco nos quedemos en discusiones ideológicas del pasado. La historia ya no se puede cambiar y no es necesario darle más vueltas en discusiones inútiles, ahora toca construir en la actual coyuntura, compartiendo los puntos sobre los que podamos avanzar y eliminando los que impidan nuestro avance. En nuestra memoria quedan aquellos años en el que el anarquismo en el movimiento obrero fue de masas, y en el caso español, el penúltimo en ser derrotado (porque el último fue el anarquismo búlgaro de inspiraciones makhnovistas, que durará hacia los años ’40). En nuestra memoria queda aquella generación de trabajadores y trabajadoras que lucharon por la libertad, contra la barbarie fascista y capitalista, en pos del socialismo y un mundo nuevo. 80 años después todavía quedan fosas por exhumar y muchos resquicios del franquismo en España que eliminar. Y, como se suele decir, nuestro mejor homenaje es continuar la lucha, aprendiendo de las lecciones pasadas y andar nuestro camino hoy, acorde a la coyuntura actual. Porque fueron, somos.
PD: Tal día como hoy en 2012, también comenzó la revolución social en Rojava.