Recuerdo bien mi primera asamblea. Los nervios, las caras nuevas, la forma de vestir de unas y de otras, las distintas formas de hablar… también mi primera intervención en la misma.
Le hice un gesto al moderador, esperé mi turno y entonces ahí estaban, veintitantas caras mirándome y yo haciéndome cada vez más pequeño y solo pudiendo pensar en lo mucho que me arrepentía de haber levantado la mano para hablar… “Una estrella puede significar cualquier cosa”. Se debatía sobre el logo que debía tener esa asamblea de estudiantes que incluía a todas las alumnas que en aquel ciclo de movilizaciones del 2012-2013 estaban estudiando el aquel campus. Era una acalorada discusión acerca del significado y conveniencia de poner o no una estrella en el mismo, pero eso no es lo que me lleva a escribir estas líneas.
La cuestión es que en esa asamblea, así como en otras en las que participé desde aquella, me encontré en una situación en la que aparentemente nadie era capaz de aportar la solución al problema. Estoy hablando de cuando se tiene gente con ganas de hacer algo (recursos humanos) y reivindicaciones consideradas casi como “históricas” y de las que todo el mundo ha oído hablar aunque no estuvieras metido nunca en nada (objetivos), pero que a la hora de decidir qué hacer, no se sabe dar una respuesta clara.
En una ocasión escuché de hacer una recogida de firmas, pero los que llevaban unas asambleas a las espaldas contestaron que eso ya se había intentado pero no había tenido éxito. También escuché hacer propuestas de organizar charlas, un maratón de fotos, vídeos de Harlem Shake… en fin, que se daba un popurrí de ideas hasta llegar al desánimo viendo en medio de la asamblea, flotando, la eterna pregunta: ¿Cómo hacer que el resto del estudiantado se mueva por esta causa?
Creo que tras pasar por varias de estas situaciones y compartir espacios con gente más curtida en esto del activismo, tengo una idea de cómo poder reconducir estas situaciones para poder sortear este bache.
Cuando se tengan los recursos humanos y un objetivo claro, el cual se debe elegir por su mayor “facilidad” a la hora de conseguirlo, hay que trazar unos pasos, una hoja de ruta para poder alcanzarlo. También se deber desarrollar un texto con la problemática y la justificación, tanto de la existencia del problema como de la solución que se aporta.
Al conjunto de estos dos elementos, el texto y la hoja de ruta, podemos llamarle “Campaña”. Así pues, el texto es el eje central de la campaña. Es sobre lo que orbitará todo. Una campaña estará compuesta por 3 fases:
- Visibilización: consiste en informar del objetivo a conseguir y dar a conocer, de forma general, la justificación de la existencia del problema. Se trata de introducir el problema en la opinión pública al presentar una argumentación que haga justa la reivindicación que se pretende conseguir.
- Sensibilización: se basa en formar a cerca de lo que se visibilizó previamente y añadir a dicha explicación detallada, la justificación de la solución que se propone. Enfocada principalmente hacia la gente que se interesó en la anterior fase, consiste en generar un discurso completo, el cual sea capaz de responder a las preguntas: ¿Cuál es el problema?, ¿Por qué es un problema?, ¿Cuál es la solución? y ¿Por qué es la solución?
- Movilización: es cuando se actúa de cara a conseguir la susodicha reivindicación mediante la participación en masa, en nuestro caso, del estudiantado. Es importante trabajarse las otras dos fases antes para asegurarse una cierta participación inicial a la hora de empezar a movilizar.
Estas tres fases estarán superpuestas sucesivamente en el tiempo, coincidiendo dos o hasta tres, dependiendo del marco territorial que consideremos.
Pongamos un ejemplo. Supongamos que tenemos una asamblea con una docena de estudiantes y que una reivindicación histórica en ese sitio es que el servicio de fotocopias tiene un precio elevado. Por todos es sabido que en otros sitios fue siempre más barato y por lo tanto es algo que, a pesar del alto relevo generacional que hay en el movimiento estudiantil, es una problemática más que conocida en dicho lugar.
Así pues tenemos los recursos humanos (la docena de estudiantes) y el objetivo (abaratamiento del precio de las fotocopias). Atendiendo a lo anterior, se podría elaborar un texto exponiendo que las fotocopias tienen un precio elevado, que para el estudiantado es un gasto regular y que al carecer, generalmente, de una fuente propia de ingresos esto es un problema de primera magnitud. Que esto es así porque con cada fotocopia estás pagando de más por un servicio que en otros sitios es más barato, dejando así a cada estudiante con menos recursos económicos para vivir.
Además se podría aportar una segunda reivindicación, como podría ser que el servicio de copistería lo llevara la universidad, si es que no es así ya, porque así se podría reducir el precio al no tener por qué buscar un beneficio económico, sino ofrecer un servicio al estudiantado.
De esta forma la primera fase podría consistir en hacer unas pegatinas para transmitir el mensaje de que se está pagando de más por ese servicio y el precio que se propone como justo. Estas se pondrían en el entorno de la fotocopiadora, así como otros lugares de tránsito.
Una segunda fase podría ser la elaboración y difusión de un tríptico donde se detallase, de forma visualmente atractiva, las argumentaciones y reivindicaciones que aparecen en el texto. Esto podría ser acompañado por la elaboración y difusión de carteles, lo cual correspondería a la primera fase, pero que de esta forma se complementarían ambas.
La tercera fase podría comenzar realizando charlas y repartiendo masivamente los trípticos y carteles, lo cual correspondería a las dos primeras fases, pero que proporcionaría un grupo con el que comenzar a hacer acciones de otro tipo, como podrían ser el celebrar asambleas de cara a organizar la movilización o impagos puntuales. Estas últimas acciones tendrían un objetivo más propagandístico de cara a movilizar cada vez más a un mayor número de estudiantes, para finalmente sacar, por ejemplo, una propuesta de impago indefinido o boicot del servicio.
Esto puede ir acompañado de negociaciones con las partes implicadas, realizando asambleas abiertas donde tomar decisiones como si seguir con la movilización o aceptar el trato que se ofrezca.
Esto no es más que un ejemplo, no sé si en algún sitio se podría dar este contexto, pero creo que de esta forma se puede entender lo que quiero transmitir. Espero haber ayudado a más de una estudiante que, como yo, se pasaba las horas de estudio intentando hallar la manera de saber como movilizar al estudiantado.