Publicamos este análisis ante la nueva ocupación del rectorado de la Universidad Complutense de Madrid que ha tenido lugar ayer mismo, miércoles 3 de Mayo, y que puede seguirse en twitter bajo el hashtag #VolvemosARectorado. En el texto se analiza, a raíz de la anterior ocasión en que se ocupó este rectorado, esta práctica como parte de la dinámica de lucha del movimiento estudiantil: Su capacidad de presión, las exigencias y negociaciones y los resultados obtenidos.
El Miércoles 8 de Marzo el Rectorado de la Universidad Complutense fue ocupado por sus propias estudiantes, las cuales decidieron tomar parte en una situación que cada vez es más insostenible.
La acción de ocupación que realizaron estaba motivada entre otras cosas por el hartazgo generalizado que produce el movimiento estudiantil, incapaz de transformar su capacidad de movilización en organización efectiva. Esto supone modificar su capacidad reactiva ante una situación de protesta en concreto hacia ser capaces de organizarse frente a “la” situación. Esta lucha organizada conlleva no depender del nivel institucional que, se quiera o no, marca la agenda de luchas al movimiento estudiantil (los recurrentes “ciclos de movilización”), subyacendo la lógica de reacción-lucha-vuelta a la normalidad. La Universidad radicalmente diferente que buscamos, y la buscamos siendo muy conscientes de ello, hace muy necesaria esta organización y, con ella, el tejer las complicidades necesarias para organizarnos como fuerza ofensiva.
La acción de Rectorado no escapó de esta lógica. Nuestras compas, con unas ganas y fuerza incontenibles, la llevaron a cabo sin apenas conocerse demasiado, y solo había que acercarse a la concentración que realizaron durante los siguientes días a la ocupación para constatar la creación de esas solidaridades imprescindibles para una lucha organizada. La acción sin embargo no se realizó sin impedimentos. Cuando las compas se acercaban al edificio para ocuparlo, se encontraron con que les estaban esperando más seguridad de la que hay normalmente, quienes se apresuraron a cerrar las puertas principales bajo llave. Que la seguridad y el Rector ya fuesen conscientes de que se iba a ocupar ese espacio nos hace poner en duda el compromiso tanto de algunas de nuestras propias compas (para quienes importan más intereses electoralistas que los que se derivan de su condición de estudiantes, y por tanto, afectada por la misma situación que el resto), así como del profesorado que, inserto en estructuras sindicales, observa con desdén y desde una posición de superioridad la lucha de sus compañeras de trinchera. A pesar de esto, nuestras compas consiguieron entrar por una puerta lateral y ocupar el hall del edificio. La lucha acababa de comenzar.
Es obvio que sin la ocupación de ese espacio, no se hubiese tenido ninguna capacidad de presión hacia el Rector, quien a las pocas horas hizo acto de presencia. Un grupo de compas entró al Rectorado a negociar con él comprometiéndose, tras una interminable reunión en la que se le hizo conocedor de los objetivos que tenía la acción, a proseguir la reunión al día siguiente, pero el Rector no se presentó. Nuestras compas, que llevaban un día encerradas dentro del edificio sin que se les permitiese ir libremente al baño, estando constantemente rodeadas por miembros de seguridad (con los cuales llegaron a enfrentarse al impedirles entrar en la cafetería por la mañana y, además, uno de ellos agredió física y verbalmente a una compañera) y sin permitirles recibir alimentos y agua del exterior, decidieron salir del edificio. Fuera les estaban esperando más de un centenar de personas que las recibieron con todo el cariño y apoyo que se merecían, nutridas no solo del grupo que había realizado la acción sino también del resto de estudiantes de la Complutense que se habían solidarizado con ellas, y no era para menos, gracias a ellas la acción había sido efectiva. Entender la ocupación del Rectorado como una toma de posición, como una relación de fuerza que dentro de la lógica de poder Rector-estudiantes la decantó hacia estas últimas; permite entender que el Rector no se personase durante todo el Jueves 9 en el que había prometido una reunión con las estudiantes allí concentradas.
Aquí fueron fundamentales dos hechos. La primera fue la expulsión de Andradas de la manifestación del día 9 por compañeras del bloque crítico, lo que le hizo ver que no era únicamente un grupo de estudiantes concentradas a las que tenía que hacer frente. La segunda, e igual de importante, fue la decidida convicción de las compañeras concentradas ante el Rectorado de proseguir con su lucha hasta que el Rector no se personase. Y no fue hasta el día siguiente cuando, al decidir bloquear las salidas del recinto impidiendo a los coches entrar y salir, Andradas se presentó de nuevo. En esta segunda ronda de negociaciones que se estableció con él se consiguió que firmase una serie de objetivos; como el compromiso de pago a nuestras compas de Reprografía que llevaban dos meses sin cobrar, o la concreción de un acto en el que ante estudiantes, PDI y PAS, explicase el plan de Reestructuración que quiere llevar a cabo, el cual cuenta con amplia oposición dentro de la propia Complutense.
Estos hechos representan un bello ejemplo de cómo la acción directa permite desequilibrar la correlación de fuerzas a nuestro favor, y así de paso abandonar el tipo de acciones que apelan a lo simbólico y a lo inofensivo con el único fin de visibilizar una situación de protesta. En Rectorado se decidió tomar parte, y como bien señalan unas amigas nuestras, dejando claro que el contenido de una lucha se da a partir de las prácticas que adopta y no de las finalidades que proclama. En esos días de ocupación y concentración en el Rectorado de la Complutense se percibía en el ambiente una alegría porque esta acción diese paso a un nuevo ciclo de luchas en las que ya por fin se tomase la acción directa como eje fundamental de este ciclo, con la decidida confianza de que esta es la única manera de alcanzar los caminos que queremos recorrer y poder así experimentar y construir las relaciones y espacios que echamos tan en falta.
Artful Dodger.