La música es una expresión cultural, un reflejo social de los valores que una sociedad promueve y conserva. Con la globalización y un posmodernismo mal entendido y peor aplicado, hemos perdido muchas identidades, se nos han sido impuestas otras, mas la música sigue siendo un elemento determinante para la creación de nuevas identidades sociales y culturales. La música, a su vez, tiene la capacidad de cargarse de rebeldía contra el status quo, porque al igual que los rapsodas y juglares del pasado, el mensaje explícito e implícito de cada obra suele calar hondo en las personas, pues refleja las preocupaciones de una sociedad y, a su vez, es creadora de roles. Por ello, tampoco es casualidad que los artistas – también intelectuales – suelan ser las primeras víctimas en caer durante procesos represivos, como el caso Víctor Jara durante los primeros días de la dictadura de Pinochet.
Teniendo presente este contexto, desde las sociedades occidentales existe música estigmatizada y llena de prejuicios porque, teóricamente, no se adapta a los cánones sociales que una sociedad pretende defender. De ahí que, por ejemplo, se señale a los ritmos latinos en general, pero al reguetón en particular, como música machista por excelencia. Se le acusa de ser cosificadora y opresora hacia la mujer. Aplicar tal calificativo a este estilo musical es, y en palabras de Irantzu Varela en uno de sus vídeos del Tornillo: “un poquito racista, etnocéntrico, un pelín colonialista” y como afirma unos segundos después: “históricamente toda la música, como toda la cultura popular, ha sido bastante machista y un poquito, por no decir mucho, legitimadora de la violencia contra las mujeres”1
Por ello, y con el objetivo de romper con estos prejuicios racistas, veamos algunos ejemplos de música blanca no estimagtizada que hemos cantado y bailado pero a la que nadie le ha pedido responsabilidades por machista. Nadie ha acusado a Sting por acosador, como si se ha hecho contra, por ejemplo, Daddy Yankee, aunque ambos hayan alimentado de igual modo el machismo. Probablemente al ser blancos su música esté fuera de sospecha.
Así el machismo se viene reproduciendo desde hace décadas, tanto en la radiofórmula2 como en la música indie3 o en la escena underground4. Partimos con la premisa ya mencionada antes: toda expresión cultura nacida en una sociedad patriarcal va a ser, por ende, patriarcal. Vamos pues a analizar algunas pocas canciones.
Probablemente porque no nos hayamos parado a pensar en la letra o por desconocimiento del idioma, a The Police nunca se les tachó de machista, quizá por haber pertenecido a la nobleza del New Wave, pero contamos con canciones que son el reflejo de un acosador que somete a vigilancia a perpetúa a su compañera. La canción en concreto es Every breath you take de su álbum Synchronicity (1983)
Every breath you take Cada aliento que tomes
and every move you make y cada movimiento que hagas
every bond you break cada atadura que rompas
every step you make cada paso que des
I’ll be watching you te estaré vigilando.
Lo que es aún peor: ¡ganó un premio Grammy a canción del año!
Otro clásico es Guns N’ Roses, probablemente uno de las bandas de hard rock que mejor expresa la masculinidad y masculinización del género, solamente hay que ir a sus videoclips para entender cuál es la actitud que tienen hacia las mujeres5. Por un lado, tenemos aquella pegadiza canción Paradise City, en donde su ideal de ciudad se basa en un césped verde y chicas guapas (where the grass is green / and the girls are pretty), como si los hombres tuviéramos que calificar a las mujeres por su normatividad fisica.
Pero esta mítica banda estadounidense, llena de blancos, nunca ha sido perseguida por letras tan machistas como la de su canción You could be mine, el título ya nos da un adelanto de qué nos cantará aquí el caucásico Axel Rose. Un fragmento de la canción:
When I come home late at night Cuando llegue tarde a casa
Don’t ask me where I’ve been no pregunte donde he estado
Just count your stars I’m home again solo cuenta tus estrellas y ya estoy en casa
‘Cause you could be mine Porque podrías ser mía
But you’re way out of line pero estás fuera de lugar
With your bitch slap rappin’ con tus golpes de puta
And your cocaine tongue y tu lengua de cocaína
You get nuthin’ done Nunca terminas nada
I said you could be mine dije que podrías ser mía
La canción continúa y, ciertamente, no mejora en sus líneas posteriores. también de esta misma banda: Used to love her con estrofas esclarecedoras como las siguientes:
I used to love her Solía amarla
but I had to kill her Pero tuve que matarla
I had to put her tuve que meterla
Six feet under A dos metros bajo tierra
En una entrevista posterior, la banda señaló que se trataba de una canción que tenía un tono jocoso, pero cuando a diario son asesinadas mujeres a manos de hombres, ¿dónde está realmente la ironía, la chanza y el humor detrás de unas estrofas que repiten durante varios minutos que ha de matarla y meterla bajo tierra?
Continuando con canciones que hacen apología clara y directa de violencia contra la mujer, tenemos a los celebérrimos The Beatles, su tema Run for your life, escrita por McCartney y John Lennon. Lennon expresó, tiempo después, que fue su canción menos favorita. Una parte del estribillo dice lo siguiente:
Well I’d rather Preferiría verte muerte
See you dead, little girl chiquilla, antes que
Than to be with another man con otro hombre
Dando un salto temporal a la música contemporánea, no está de más señalar a los alemanes Rammstein que actuaron hace pocos días en España y quienes a través de sus canciones y su estética perpetúan la imagen de macho dominante curtido a base de trabajos físicos y un cuerpo musculado. Solo nombremos dos canciones: Te quiero puta de su álbum Rosenrot (2005), canción enteramente en español y que es toda una cosificación de la mujer. Por si esta se quedaba corta, tenemos también su canción Pussy, de su álbum Liebe ist für alle (2009) que en directo, de hecho, es interpretada mientras un cañón, en forma de pene, expulsa espuma al público. Falocentrismo y cultura de la violación:
Just a little bit Solo un poco
be my little bitch Sé mi pequeña puta
you’ve got a pussy Tú tienes un coño
I have a dick ah Yo tengo una polla
so what’s the problem? Así que ¿cuál es el problema?
Lets do it quick! ¡Hagámoslo rápido!
Y sobre violencia y misoginia contra la mujer conocemos muy bien unas cuantas canciones en nuestra lengua, el rock y el pop español está plagado con artistas que van desde Alejandro Sanz con una canción reciente No soy una de esas, donde el cantante madrileño dice lo siguiente: no deberías haberme tentado / te gusta jugar. O a Natalia Jiménez y su canción Por ser tu mujer, que promueve un estigma de la mujer profundamente conservador y sumisa, no sin antes pasar por encima de Sabina y toda la misoginia que destilan canciones como Contigo, o Leiva y su Sincericidio: Te quiero cuando me destrozas / te quiero reventar la boca. Canción que vio la luz en el año 2016…
Sin embargo, es de destacar que personajes como Loquillo que igual son capaces de sacar un álbum en 2005 titulado “Mujeres en pie de guerra” a canciones como La mataré en la que podemos escuchar lo siguiente: Solo quiero que una vez / algo le haga conmover/ que no la encuentre jamás o sé que la mataré. Canción, por cierto, de 1987.
Los Ronaldos, en el mismo año, estrenaba la siguiente estrofa: Tendría que besarte / desnudarte, pegarte / luego violarte/ hasta que digas sí / hasta que digas sí. La canción se titula Sí, sí. De nuevo cultura de la violación producida, por cierto, en España, por blancos caucásicos. Estopa , que tampoco podía quedarse atrás, con su La raja de tu falda en la que vemos a un músico que tiene un accidente en su coche y después se le rompen las cuerdas de su guitarra por culpa de la vestimenta de una mujer.
Lo de antes es una pequeña, muy pequeña, muestra de lo que existe realmente en el panorama musical, el problema es mayor, de dimensiones inabarcables para un artículo de estas características. Resulta también preocupante esta reproducción de roles en grupos escuchados por todas nosotras y que identificamos como aliados en los movimientos sociales. Es el caso por ejemplo de los raperos vallecanos H. Kanino, o del ilerdense Pablo Hasel, que una de sus canciones afirma abiertamente que no soy machista por llamarte puta. Tenemos el paradójico caso de Los Chikos del Maíz, cuyas letras han ido cambiando para adaptarse a un discurso feminista que, al parecer, no terminan de comprender. En su canción A D10s le pido, podemos escuchar versos como los siguientes:
me tiro a hippies que están forradas y tienen papis de derechas
¿Te has hecho mechas? ¿rayos uva? te metes ciclos, levantas pesas?
Yo levanto faldas y aparto compresas
(…)
Niñata, chúpamela y vete que esto del rap no te pega
y podrás presumir en clase: !eh, se la he chupado al Nega!
O la canción en solitario que el propio Nega estrenó en su disco Geometría y Angustia. Toda una apología a la virilidad sexual del rapero, al uso de la mujer como moneda de cambio, como botín de guerra, elemento de conquista contra el enemigo que es la derecha: follarse a pijas es follarse a la derecha, escuchamos en su Mi novia es de derechas. Además, con este tipo de afirmaciones se mantiene en el imaginario la concepción de que el coito y el acto sexual no es otra cosa que la sumisión absoluta de la mujer hacia al hombre, la penetración como elemento de castigo y no de placer bidireccional e igualitario. Si bien es cierto que en su momento los Chikos del Maíz se disculparon por estas letras, estas siguen presentes en el ideario cultural sexista.
Continuando con grupos “aliados”, no se puede dejar todo el falocentrismo que el punk en general ha mostrado. Sin tener que ir directamente a canciones, nos podemos hacer una idea viendo las portadas de bandas como The Real Mckenzies, Fiddler’s Green, y todo el punk celta en los que hay una sexualización del cuerpo femenino, cuando no una exaltación de comportamientos y atributos propios de la masculinidad tradicional y la apología de la violencia o el alcohol, podemos remitirnos a bandas como Discharger, The Casualties o Non Servium.
Pero más preocupante resulta cuando hay bandas tocando en CSO. Es el caso de Penetrazion Sorpresa, banda de punk irónico que, escudándose en tal calificativo, han sacado canciones a la luz como “Zorra cadáver” o la “La puta de tu hermana”, que rezan del siguiente modo:
¡Zorra Cadaver! Al instante mi polla de su boca saqué, y
de un golpe seco la aparté
(…)
Al poco tiempo, volví a enterrarla,
así nunca más podría mamarla
“La puta de tu hermana”:
Detrás de ella estaba y cuando se la fui
a meter me dijo: nooo,
He dejado de creer en la puta de tu hermana
Parece que el mensaje queda más que claro, cultura de la violación en su máxima expresión y por mucho punk que hagan, no están exentos, en absoluto, de caer en comentarios machistas. A pesar de la crítica solo nos queda, como hombres cis y músicos, hacer una cosa: pedagogía feminista. Replantearnos qué queremos promover con nuestras canciones, si queremos ser parte de la solución (feminista) o del problema. No podemos, naturalmente, querer estar en la vanguardia de una lucha que solamente les pertenece a ellas, pero, desde luego, no podemos tolerar la continuación de mensajes y actitudes que luego vamos a seguir repitiendo en nuestra cotidianeidad.
En realidad todo lo anterior no es más que un grano de arena de un problema de características amplias pero que se tiende a banalizar. Bajo la excusa de la broma, la paradoja, el chiste o la ironía se esconde toda una violencia sistemática que está dirigida contra aquellos colectivos que carecen de privilegios. Al fin y al cabo la música puede ser revolucionaria, sí, pero también puede ser profundamente reaccionaria y conservadora. Es el altavoz perfecto para el mantenimiento de los estándares tradicionales. Solo hay que echar un vistazo a los festivales que ahora en verano tenemos y preguntémonos: ¿cuántas mujeres están sobre el escenario? La cifra es irrisoria. Y desde luego no es por falta de talento y mujeres en la escena, sino por la camaradería masculina. Tampoco olvidemos que ellas cargarán con el estigma de tener que ser atractivas, infravalorando su talento interpretativo que es, desde luego, otra forma de violencia contra las mujeres. Aquí planteo un problema, pero en futuros artículos vamos a ver que también existe el reguetón y los ritmos latinos feministas. ¡Si no puedo perrear, no es mi revolución!
1Enlace al Tornillo 5×27: “Música machista”
2El térmimo radiofórmula define un tipo de radio de programación monotemático. Este puede ser deportivo, religioso, informativo, pero también, y especialmente, músical. Los 40 Principales es la radiofórmula musical por excelencia.
3Hay cierta confusión en lo que a la música indie respecta. Lo indie es entendedido como creación artística que busca estar fuera de los cánones y géneros tradicionales en los que se engloba la música. La palabra viene del inglés y viene a significar toda aquella expresión cultural (no tiene que ser músical) fuera y alejada de los círculos globales mercantiles y que promocionan su arte por sus propios medios. A veces es entendida como música de culto, al ser una expresión artística. Es el arte por el arte.
4Son también músicos independientes, pero que a diferencia del indie, no necesariamente expresan su música por el deseo de crear arte, sino por intención de manterse fuera de la cultura oficial o el mainstream.
5El heavy metal, el hard rock y el glam rock crearon una estética que marcaba una nueva masculinidad con patalones ajustados y pelo cardado, pero masculinidad al fin y al cabo que no se planteaba, en ningún caso, sus privilegios de hombre. Bandas como Bon Jovi, Whitesnake, Saxon, Iron Maiden, etc, marcaron ese camino. En este sentido tampoco se quedan atrás bandas españolas como Obús, Barón Rojo o Muro, por ejemplo.