Por Carolina Muela/Revista Av. Aztlán
Aproximadamente dos mil mujeres zapatistas de los cinco caracoles se organizaron en colectividad para brindarnos el evento más importante de las mujeres que luchamos en el siglo XXI. Llevado a cabo en el Caracol 4 “Torbellino de Nuestras Palabras” en la Zona Tzots Choj de Chiapas, México. Ahí fue donde nos reunimos aproximadamente nueve mil mujeres de todos lados del mundo el 8 de marzo del presente año.
Fue hermoso e impresionante el ambiente de paz que se sintió estar rodeada de únicamente mujeres. Sobre todo de mujeres que resisten al patriarcado y jamás hicieron comentarios despectivos de los cuerpos y las formas de otras mujeres. Ninguna encasillada a juzgar el color de piel, la estatura, el peso, el vello púbico, las estrías, las lonjas y todas esas cosas naturales que nos complementan a cada una.
Pero sobre todo, el no tener hombres alrededor fue terapéutico, sabías que nadie te iba a mirar lujuriosamente, ni te iban a acosar ni lastimar. Es una sensación que no siempre se llega a conocer a lo largo de la vida porque vivimos todas con hombres a nuestro alrededor. Gracias a las compas zapatistas por brindarnos un espacio donde estudiar y aprender de cada una de nosotras, pero también por proveer un ambiente de paz, en sus palabras: “Nuestro trabajo va a ser cuidar este lugar para que sólo estén mujeres y no dejar que se meta ningún hombre. Porque lo sabemos que son mañosos.”
Aquí pudimos liberarnos, podíamos quitarnos el brassiere enfrente de miles porque el calor estaba causando que escurriéramos de sudor, podíamos bailar o hacer ejercicio con poca ropa o sin ella. Hasta pudimos entrar a talleres de dibujo con modelos al desnudo porque no íbamos a vernos con morbo ni sorpresa, solo respetando nuestros cuerpos.
Fue revelador hacer las cosas sin pensar en ningún momento en la mirada ajena, gracias a esto pudimos desplazarnos siempre con libertad y seguridad de nosotras mismas. Sobre todo sin la preocupación de la mirada de los hombres, que como dijeron las zapatistas: “no importa si son buenos hombres o malos hombres”. Ellos no existen para permitirnos hacer o dejar de hacer como esta sociedad los ha acostumbrado a creer. “No es trabajo de los hombres ni del sistema darnos nuestra libertad. Si queremos ser libres tenemos que conquistar la libertad nosotras mismas como mujeres que somos.”
Todo lo que dijeron al inicio del encuentro en el primer día estuvo cargado de enorme sabiduría y firmeza en la forma en la que ellas como zapatistas hacen las cosas, sobre todo de la manera en la que luchan. Pero también fue refrescante como bromeaban con todas nosotras y ridiculizaban las actitudes de los hombres – jamás olvidáremos al esposo de Chabela en la obra de teatro- pero también las actitudes de las mujeres de ciudad ‘feminiztaz’ que se creen superiores.
“Y a veces también, hay que decirlo, mismo entre mujeres nos chingamos y nos mal hablamos, o sea que no nos respetamos. Porque no sólo los hombres, también hay mujeres de las ciudades que nos desprecian que porque no sabemos de la lucha de mujeres, porque no hemos leído libros donde las feministas explican cómo debe ser y tantas cosas que dicen y critican sin saber cómo es nuestra lucha.”
Muchas veces volteabas alrededor y veías que las zapatistas nos hacían llorar a muchas de nosotras con sus comunicados. Lo cual resaltaba nuestra valiosísima sensibilidad, todas dejándonos llevar en cada momento sin miedo a mostrar nuestras emociones. Pero también podías notar en nuestras miradas que aprendíamos con cada una de sus palabras y su ejemplo de lucha.
Nos abrieron las puertas y al mismo tiempo se hicieron responsables de la luz, el agua, el baño, la ducha, la comida y la salud de todas nosotras. Jamás olvidaremos las ricas empanadas de maíz rellenas de queso, con zanahoria y betabel rallado encima. Ni los tamales de pollo con papa de 5 pesos hermosamente envueltos como el tamaño de un pie de una bebé gordita. Por esto y mucho más estamos agradecidas de por vida por sus atenciones. La mayoría tenía tienda de acampar pero muchas otras no y gracias a ellas dormimos cómodamente instaladas bajo los techos de los templetes, auditorios y dormitorios.
Más tarde, ese mismo primer día escuchamos a La Tremenda Revoltosa Batucada Feminista bajo uno de los templetes del lugar, cada vez nos acumulamos más hasta que muchas les pidieron salir del área techada… fácilmente aceptaron y miles de nosotras las seguimos bailando, aplaudiendo, gritando, disfrutando.
Después, a petición de las mujeres zapatistas, nos sentamos a apreciar sus obras de teatro con fascinante historia, escenografía y vestuario en donde nos recordaron los infames actos del Estado con su policía y su narcotráfico. Los malos medios de comunicación mentirosos como Televisa y los horribles trabajos del capitalismo como las fábricas de Coca Cola.
Cuando se acabaron las obras de teatro, una niña de aproximadamente 10 años se paró entre todas las miles de mujeres sentadas y grito “¡Abajo el gobernador!” “¡Abajo el racismo!” “¡VIVAN LAS MUJERES!” entre otras frases que a todas nos llenó nuestros corazones de sorpresa y amor por lo que aplaudimos sin parar.
Todo ese día estuvieron llegando miles de mujeres al lugar, cuando nosotras llegamos había mucho espacio libre donde caminar, pero cuando nos fuimos ya estaba totalmente repleto de casas de acampar. Es por eso que se sentía en algunos momentos como un festival de música, ¡porque claro que la hubo!, solo que fue como un festival libre de machismo y agresiones por parte de los hombres.
Los siguientes dos días estuvieron llenos de alrededor de 200 propuestas de las diferentes mujeres luchadoras del mundo. Talleres de todos tipos, pláticas, encuentros deportivos, presentaciones, exposiciones de fotografía, cine y pintura, teatro, danza, lectura de cuento y poesía, etcétera, hasta de “sus cosas raras que ni sabíamos que son, y todo lo que nos trajeron para que nosotras conocemos y aprendemos de sus luchas.”, como dijeron las compañeras zapatistas en su comunicado de clausura. Este texto sería infinito si relatara cada una de las enseñanzas de los talleres y distintos encuentros. Eso puede dejarse para otra ocasión.
Esos tres días nos asoleamos mucho y dormimos poco, ya que en las noches tuvimos fiesta sin parar, la agrupación zapatista de Dignidad y Resistencia nos prendieron a todas con sus rolas y como muchas les pedían algunas mediante papelitos que entregaban al escenario, nos dijeron “Hay rolas que no nos sabemos pero para la próxima sí”. La vocalista brincaba sin parar y nos agradecía y comentaba que se sentía muy feliz, también se dio el tiempo de darnos a la mano a todas las que quisimos saludarla personalmente.
Mientras que la siguiente noche Las Batallones Femeninos nos hicieron brincar y sentir demasiadas emociones en toda su presentación. “¡Yo menstruó 4 días al mes! / no me digas que eso te hace daño / yo menstruo 4 días al mes / ¡Y tu eres un idiota / todo el año!”… también le dieron oportunidad a una madre a hablar sobre su hijo quien fue asesinado por el sucio Estado. Todas lloramos y gritamos con fuerza: “¡NO ESTÁS SOLA!”, con todo nuestro respeto y apoyo para cada una de las madres de hijxs desaparecidxs que nos acompañó en el encuentro compartiéndonos su lucha.
Finalmente en su comunicado de clausura las compañeras nos repitieron una vez más “les proponemos que acordemos seguir vivas y seguir luchando, cada quien según su modo, su tiempo y su mundo.” Nos vamos cada una de nosotras formadas y transformadas con su ejemplo de rebeldía, dignidad, fuerza y resistencia. Para seguir luchando desde nuestras trincheras, en este caso desde las colonias de la zona Norte de Monterrey. Para seguir viviendo y por lo tanto luchando contra el sistema patriarcal y capitalista que nos violenta diariamente.
Gracias infinitas compañeras zapatistas y compañeras del mundo.
? Fotografía por Fanny