Con Casado, el PP se suma a la retórica fascista de las derechas europeas. El movimiento estratégico no es nuevo, el objetivo consiste arrastrar al centro y convertirlo en un rehén de la ultraderecha. El contexto parlamentario, con la caida del PP a la oposición, les facilita radicalizarse y disputar ese espacio político a Ciudadanos.
El problema, para la mayoría de la sociedad, es que este movimiento abre aún más puertas para el fascismo. No es casualidad que el caballo de batalla escogido para desgastar al gobierno sea, precisamente, la crisis de refugiados. A los movimientos sociales nos toca combatir la retórica xenófoba que pretende, una vez más, criminalizar a los migrantes. Apoyar a las personas que huyen de las guerras que provoca el capitalismo es una obligación ética. Pero además, en un país cuyos ricos no han dejado de aumentar sus beneficios en los últimos años, tenemos capacidad de sobra para afrontar la entrada de nuevos trabajadores y, al mismo tiempo, mejorar nuestras condiciones de vida. Tenemos que dejar esto muy claro. Sobre todo en este momento en que la derecha, carente de argumentos, acusa una vez más a los personas trabajadoras, en este caso extranjeras, de los problemas causados por el modelo económico criminal que ellos defienden.
Es una vergüenza ver a Casado paseándose por Algeciras e, incluso, saludando a aquellos a los que ataca sin que nadie le echase en cara su cinismo y su hipocresía. Afortunadamente, mientras esto ocurría los madrileños han dado una lección de convivencia impidiendo un acto racista en el metro de esta ciudad. También los taxistas, ejemplares en su lucha en defensa del transporte público, han retirado la pancarta de un grupo fascista que pretendía aprovecharse para propagar su ideología del odio. Estos ejemplos demuestran que la sociedad española entiende más de convivencia, respeto, democracia y solidaridad que buena parte de sus dirigentes. A pesar de los pataleos cínicos de la derecha, con estos mimbres puede construirse una respuesta antifascista a cualquier crisis humanitaria y a cualquier intento político de propagar la xenofobia. Ayudemos a construirla.
La solución para los trabajadores pasa por lograr comunidades diversas, populares, solidarias, cohesionadas y fuertes. Precisamente porque los migrantes no serán los únicos ni los últimos señalados. Casado irá también contra las mujeres o contra la diversidad sexual y de género, como ya ha hecho esgrimiendo una retórica machista y ultracatólica durante las primarias de su partido. Irá contra los catalanes por reclamar democracia y derecho a decidir, o por su rechazo a la derecha española. Irá contra todas las personas trabajadoras buscando enfrentarlas entre sí para mostrarse, a continuación, como solución a sus problemas. Lo hará del mismo modo que lo ha hecho Trump y el resto de fascistas como él que tenemos que aguantar hoy en el poder. Devolvamos al fascismo al basurero de la historia. Plantemos cara.