Qué extraña imagen: Pedro Sánchez quemando contenedores, Rajoy prendiendo fuego a papeleras, la élite política entregada en pleno al vandalismo. Suena imposible, el vandalismo es cosa de gente desharrapada: chavales aburridos y/o hooligans políticos, ¿no? Después de según qué huelgas o manifestaciones, oímos hablar de destrozos, ¿cuánto cuestan? He intentado averiguar cuánto cuesta un contenedor de basura nuevo y veo una gama de precios que oscila muchísimo (entre 200 y algo más de 1.000 €) en función de la marca, el modelo y, cabe suponer, el volumen de los pedidos, el transporte y -quién sabe- quizá prefiramos comprárselos a algún amigo o familiar que casualmente se dedique a ese ramo. Suspicacias aparte, el resultado es interesantísimo.
Por ejemplo, el regalo que le hizo el Estado al BBVA al venderle Catalunya Caixa-Catalunya Banc (fusión de Caixa Catalunya, Caixa Manresa y Caixa Terrassa), por ejemplo, que ascendió a 11.400 millones de euros -es la diferencia entre el precio que se les pidió y el precio de mercado- son casi doce millones de contenedores-de-los-caros quemados, más de 50 millones de los más baratos. Los 15.000 millones de euros que los vándalos de la Comisión Europea reclamaban que nos recortaran a corto plazo cuestan, pues, al menos quince millones de contenedores quemados, hasta 75. Podríamos seguir con los recortes en sanidad, que en el periodo 2009-2016 fueron de 33.167 millones de euros, serían de al menos 33 millones de contenedores -insistimos, hasta 165 millones de ellos- o el esperpento de los submarinos S-80 del ejército español. La diferencia entre el coste previsto y el que finalmente han tenido los bochornosos submarinos -no se hicieron de forma que se pudiera garantizar que volvieran a la superficie- estaría entre 1.771.000 y 8.500.000 contenedores quemados de sobrecostes. Las obras en el muelle de Cartagena para que entren los dichosos submarinos, entre 16.000 y 80.000 contenedores.
La joya de la corona, por supuesto, es el rescate de Bankia, estimado en 147.800 millones de euros entre capital, avales y otros, así que nos está saliendo por entre 150 y más de 700 millones de contenedores (pero ¿hay tantos contenedores en toda la región española?).
Si buscamos el morbo, no será por cálculos: al sueldo de un juez español (unos 4.000 €/mes) le podemos descontar el de un pobre diablo (salario mínimo interprofesional = 655,20 €/mes), y la sobrealimentación de más de 5.000 jueces nos sale como quemar 16.000-80.000 contenedores al mes. La manida «equiparación» salarial de Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía con Mossos y Ertzaintza costará 366,7 millones de € (al año), que es como 350.000-1.833.333 contenedores. La elusión fiscal (fraude fiscal legal practicado por multinacionales), entre casi 5 y 25 millones de contenedores. Las subvenciones para que los sindicatos siguieran dando la patita y pasando por el aro de fuego en 2016 (10,33 millones), un poco más caras que la familia Borbón, nos salen a 10.000-50.000 contenedores churruscados y las de los ayuntamientos a la tauromafia (20.116.278 € en 2013), 20.000-100.000 contenedores on fire.
Quien después de todo eso considere más preocupantes los disturbios que el vandalismo presupuestario tiene un problema de percepción aún mayor que el de echar cuentas.