Desde Regeneración queremos participar con nuestra opinión del descomunal debate social generado a raíz de la búsqueda del niño que cayó hacía 11 días en un pozo en la población malagueña de Totalan. Durante el fin de semana todos los medios comunicativos han puesto sus herramientas al servicio de un seguimiento desmedido de un suceso trágico, convirtiéndolo en un espectáculo macabro. Un hecho elegido como carnaza televisiva y twitteriana, donde todo ápice de humanidad queda descontextualizado, donde reflejamos que como sociedad ni sabemos ni permitimos conocer qué es la resiliencia. La racionalidad ni se la ve, ni se la espera, y una vorágine moral completamente irracional se adueña de la comunidad social con la inestimable ayuda de medios de comunicación que convierten cualquier suceso en el negocio redondo. No todo vale para subir unas décimas de audiencia, pero… ¿a quién le importa eso cuando parece que el racionalismo humano queda en standby en favor de la sacrosanta necesidad del capitalismo de generar contenidos de consumo?
El rescate de un niño en un pozo, en el que todo parecía indicar que estuviera ya fallecido se convirtió durante horas en un reality show al más puro estilo de la serie ‘Black Mirror’, la distopía venciendo a la realidad, porque la distopía no es el futuro, es el ahora. Si echamos un vistazo a la historia de la humanidad, encontramos numerosos indicios de no haber aprendido nada a lo largo de generaciones, da miedo pensar que aún desconocemos los límites del horror.
Si enfocamos el asunto desde una perspectiva más amplia y no desde la microhistoria, no nos costará ver que el mayor pozo que conocemos en la Península Ibérica se llama mar Mediterráneo, no es un pozo de arena, sino de agua, y se lleva la vida de decenas de miles de adultos, niños y niñas cada año, semanalmente conocemos informaciones que nos indican que otra vez el mar se ha tragado vidas que no estaban allí porque querían, sino forzadas a emigrar por las opresiones del capitalismo. Sin embargo, no son los sucesos de tragedias provocadas por el sistema mismo las que tienen nuestra atención, las agendas comunicativas nos marcan el rumbo hacia donde dirigir nuestras miradas; por eso se hace necesaria otra mirada. Comparando con este hecho estructural como es la muerte de menores en procesos migratorios, no queremos robarle dolor colectivo y particular al caso de cualquier víctima como pudiera ser el niño encontrado muerto en el pozo malagueño.
Sí nos parece importante posicionamos en contra de convertir tragedias en trending topic, en contra del morbo de aquello que no aporta información sino detalles innecesarios de conocer. La sociedad del espectáculo impone sus herramientas, y nosotros/as como medio de comunicación alternativo preferimos humildemente quedarnos entre bambalinas analizando, organizando y actuando en común contra todas las violencias, las injusticias, y las tragedias que suceden cotidianamente, y que todas tienen un marcado origen político y social.
También nos parece deleznable querer sacar tajada electoralista o generar discursos sociales en vías a promover la propaganda de determinados grupos de poder, que siempre están posicionados en contra de los análisis o actuaciones en favor del pueblo trabajador y los sufrimientos humanos. Este tipo de sucesos desenmascaran perfectamente quién es quién, y tan solo debemos querer rascar un poco la superficie para ver bien claro que solo el pueblo salva al pueblo. Y que solamente las clases populares sabemos entregar desinteresadamente nuestro apoyo y solidaridad cuando reconocemos el sufrimiento de otros. Con todo ello nos sumamos a las condolencias por este niño y cualquier niño o niña que, contándose por miles, sufren violencias y mueren cada día en circunstancias que nadie deseamos.