Entrevista a un militante sindical de CGT en DXC

Por reglib
11 min. de lectura

A principios de este mes se volvía a convocar huelga en la multinacional DXC, tras una serie de fructíferas convocatorias volvíamos a ver una movilización sindical exitosa que aumenta la presión sobre el gigante del sector IT. Pero estás movilizaciones históricas para el sector informático no vienen de la nada, no han surgido de manera espontánea, no son otra cosa que los primeros resultados (de muchos que seguro están por llegar) de un trabajo sindical meticuloso, estratégico y constante. En definitiva, un trabajo sindical bien hecho.

Se le atribuye a Salvador Seguí la frase “las huelgas no se convocan, se ganan”. El trabajo de estas compañeras da por buena esta afirmación y la dota de una absoluta actualidad.  Les deseamos la mejor de las suertes a las trabajadoras de DXC en su lucha y confiamos en que puedan servir de ejemplo y motivación a todas las que trabajamos por rearticular un sindicalismo capaz de emanciparnos. A continuación, os dejamos con la entrevista al compañero.

Cuéntanos un poco el contexto, seguimiento, manifestaciones y acciones hasta el momento.

DXC es una empresa de consultoría informática que presta servicios a las principales empresas del estado y administraciones públicas.

Somos 7500 trabajadoras en diferentes empresas del grupo, en dos de ellas con mayoría de sueldos bajos (pocos euros por encima del SMI) y en las otras donde la mayoría tiene sueldos decentes. Pero el problema de la inflación es transversal a todas las personas: en aquellas empresas del grupo con salarios bajos, los incrementos de convenio (contact center) son indignantes. Mientras que en el resto de las empresas los salarios están congelados de facto: los mínimos por categoría del convenio TIC están alejados de los salarios reales (son tablas que acostumbran a quedar por debajo del SMI), por lo tanto, cuando hay incrementos de convenio se absorben en nómina y te quedas igual. El resultado son pérdidas del 18% desde 2020, el equivalente a dos meses de salario anual.

En enero de 2023 desde las secciones sindicales de CGT decidimos iniciar un proceso de movilización con una potente campaña informativa, asambleas y encuestas telemáticas. Pusimos el foco en la plantilla y sus decisiones sin pensar en movimientos conjuntos porque consideramos que el resto de los sindicatos sería un freno. Está extendido considerar que el personal informático es alienado, individualista e imposible de movilizar. Eso es falso, obviamente.

Los resultados de la encuesta y las asambleas fueron muy positivos así que convocamos huelga estatal para el pasado 16 de junio de 2023. Tuvo muy buen resultado, pero en los análisis posteriores en la sección nos dimos cuenta de que nos faltaba músculo y fuerza para mover a la empresa. Hay un sector de la plantilla reticente a movilizarse si la CGT va sola, por miedo a ser etiquetado como “radical”.

Así, iniciamos contactos con más sindicatos de la empresa. En diferentes momentos las secciones sindicales de UGT en 4 de las empresas del grupo, el sindicato corporativista RSTIC y CSIF se descolgaron, pasando los dos primeros a ser beligerantes contra la huelga y claramente proempresa. Los sindicatos que sí decidimos seguir con un calendario de movilización fuimos secciones sindicales de CGT, CNT, CSI, CCOO, USO e Intersindical-CSC.

Con la desconfianza que podéis imaginar se fue recorriendo el camino, pero poco a poco se difuminaron los intereses propios de las organizaciones hacia canalizar un programa de lucha que pudiera poner en dificultades a la empresa. Desde CGT además, abrimos una caja de resistencia con 15.000€ para ayudar a personal con sueldos bajos a sostener las huelgas. Fruto de los consensos, más encuestas sobre modalidades de huelga y asambleas periódicas; se concretó en 7 días de huelga durante 3 meses.

El resultado ha sido seguimientos históricos (calculamos más de 100.000 horas de huelga realizadas), 43 concentraciones o manifestaciones durante las jornadas de huelga con participación de miles de personas, acciones de denuncia sobre cajeros, pancartas en puentes sobre autopistas, miles de euros en pirotecnia y muchísimas acciones de tipo secundario durante la huelga.

El resultado ha sido la mayor movilización del sector informático en su historia en el estado español, con presión fuertísima sobre clientes y la propia empresa.

 ¿Esperabais el seguimiento que ha tenido?

Un secreto de las huelgas es que no es suficiente simplemente convocarlas o ir a medio gas, sino que las han de preparar a muerte muchas personas, con muchísimo esfuerzo. No hay mucha incertidumbre cuando llega el día si se actúa así. Unos días antes del primer bloque de huelgas de marzo ya sabíamos que sería un éxito. Todos los inputs que recibíamos eran muy positivos.

Sí, que teníamos algunas dudas con los 3 días de junio ya que el desgaste se iba acumulando y los descuentos haciendo mella. Pero hubo un bloque de hierro muy numeroso que lo aguantó y permitió poner a la empresa contra las cuerdas. Sabemos de muchas vulneraciones de huelga que serán demandadas.

En un sector donde la tradición sindical no está tan arraigada y las condiciones laborales no son tan precarias, en líneas generales, ¿cuáles diríais que han sido las claves a la hora de desarrollar el conflicto?

Son varios los motivos, primero la existencia de un problema que afectaba a todos y todas por igual, no solo a cierto sector o cierto colectivo. Después nos focalizamos en la injusticia y la rabia como motor de cambio: moviliza mucho más la reacción contra la injusticia que no los movimientos en clave puramente positiva de “mejora”. Finalmente, me he referido anteriormente y siendo exclusivamente pragmáticos, la entrada de sindicatos con un perfil más moderado permitió añadir un plus de fuerza al que nos cuesta mucho llegar. Esa diversidad ha sido un factor muy importante, más teniendo en cuenta que como podéis imaginar el historial de piques y heridas entre sindicatos en la empresa era muy largo y extenso, pero se supo dejar a un lado.

¿Qué horizontes tenéis tanto a nivel de las empresas en huelga como del sector en su conjunto? ¿Creéis que el desarrollo de conflictos y de fuerza sindical en el sector IT, siendo este un sector funadamental a la hora de la paralización de infraestructuras clave, puede permitirnos avanzar hacia un aumento de la fuerza sindical a nivel general?

Sin ninguna duda. Quién trabaja en el sector informático está acostumbrada a que sea minusvalorado, tanto por su potencial como por no tener un pedigrí histórico en el movimiento sindical. Me pregunto por qué claramente identificamos el valor estratégico de las luchas mineras del carbón en el pasado, pero no lo que supone, o podría suponer, la paralización tecnológica de la economía del s. XXI. Ahí creo que hay un techo de cristal de ceguera o de ensimismamiento en los glory days sindicales que podría romperse en algún momento, especialmente si este tipo de luchas se extienden.

La sangre y venas de la economía capitalista actual está en buena medida (no toda por supuesto) en la tecnología que permite mantener la máquina en marcha; cualquier institución, banco, administración, energía, etc. Y adivinemos quienes tenemos las manos en esos cables.

¿Qué enseñanzas podéis sacar de vuestra experiencia que puedan serle útil a compañeras de otros sectores?

La primera es que cualquier grupo humano es susceptible de unión y movilización. Quién diga que “es imposible”, “no se puede” o te cuenta por enésima vez algún fracaso vivido en carne propia, fomenta el derrotismo. Esas actitudes, a menudo inconscientes, ponen trabas a quienes lo intentan y eso ha de tenerse en cuenta. Las dificultades objetivas del trabajo informático es un cierto individualismo, el encapsulamiento de la plantilla en proyectos, el aislamiento del teletrabajo y la escasa tradición de lucha. Pero resulta que sí se puede. En otros sectores serán otros los problemas objetivos, da igual, sólo hay que enfocarlos como piedras en el camino a contrarrestar de alguna forma concreta.

Un buen plan, estrategia y muchísimo esfuerzo. Llevamos casi un año de dedicación prácticamente en exclusiva a este asunto, eso siempre da resultados, quizás no los que querríamos; pero siempre funciona y mejora la situación precedente.

Debemos recoser las roturas del aislamiento, dotar de identidad colectiva al grupo o incrementarla, favorecer las relaciones humanas y desde ahí identificar un objetivo concreto (no etéreo) y salir con todo a por él. Es posible que muchas personas breadas en el anarcosindicalismo, o el sindicalismo, estén agotadas de intentarlo en el pasado. Hay que dejar más paso a las energías de nuevas generaciones para que le puedan dar una patada al tablero sin esas autolimitaciones que muchas veces la frustración crea en nuestras cabezas. ¡Claro que se puede!

Comparte este artículo
Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

three × three =