Indonesia se subleva contra el poder feudal del presidente en funciones y su familia.
Gran levantamiento nacional en Indonesia contra la toma de poder feudal autoritaria del presidente, que instaló a su propio hijo y a miembros de su familia en varios puestos estratégicos, y presionó al Parlamento para facilitar su acumulación de poder. Intentar establecer una nueva dinastía. Recientemente, el parlamento intentó aprobar el proyecto de ley de elección del jefe regional para la sucesión de su segundo hijo como gobernador. El pueblo está harto y han estallado protestas por todas partes. Los anarquistas están en la primera línea.
Es verdad, Indonesia está en estado de emergencia. No por desastres naturales o guerras, sino por una situación que podría llevar a Indonesia a convertirse en el próximo Bangladesh.
Sabemos de antemano que los poderosos pueden crear y anular reglas a su antojo. No sirve de nada quejarse o lamentarse. Las élites pueden hacerlo porque el sistema les permite hacerlo. No tiene sentido hablar de moral y ética cuando nuestra política es así. Exaltar la democracia, defenderla y tratar de limpiarla no nos llevará a ninguna parte, porque esta es la forma más eficiente para que las élites mantengan el poder sin necesidad de que se tornen en “dictadores”.
La democracia que defendemos es la democracia que nos da el poder de determinar nuestro destino. La democracia por la que ellos luchan sólo da legitimidad a quienes tienen acceso al círculo del poder.
Nosotros somos la clase oprimida, atrapada por problemas económicos diarios, salarios inhumanos, amenazas de desalojo, expropiación forzada de tierras ancestrales y terrenos agrícolas, además de un sistema educativo cada vez más irracional. Debemos tener sueños diferentes a los de las élites. Debemos romper la cadena de opresión desde nuestras mentes, imaginando espacios democráticos que sean verdaderamente democráticos y estén bajo nuestro control.
Por lo tanto, debemos restaurar la política como la gestión directa de los asuntos públicos por parte de los ciudadanos, a través de instituciones democráticas, especialmente en la forma de consejos ciudadanos, consejos de trabajadores, consejos de campesinos, y similares. Debemos devolver la política a los espacios abiertos, a las esquinas de las calles, parques, puestos y espacios públicos. La gente se reunirá espontáneamente en la plaza o en el salón comunal, iniciando una asamblea general para discutir sus problemas y decidir el curso de acción.
Estas instituciones democráticas deben ser abiertas, políticas y basadas en la democracia directa. La idea principal es sencilla: todos deben poder representarse a sí mismos, y el proceso político debe desarrollarse en el nivel más pequeño (comunidad, lugar de trabajo, escuela, pueblo, etc.). En la democracia directa no se necesitan “representantes”, y todas las decisiones se toman desde abajo. Por ello, no necesitamos un grupo de élites para que nos representen. ¡Este es el verdadero significado de reclamar la soberanía, devolviéndola a manos del pueblo!
Este proceso político permite que la política y la democracia se desarrollen sin intermediarios, conectando a las personas con todo lo relacionado con su vida diaria y convirtiéndolas en verdaderos sujetos políticos. En otras palabras, se representan a sí mismas.
Solo al establecer estas formas de autoorganización se puede cultivar el embrión del cambio social real, necesario para reemplazar este decadente orden social.
¡CONSTRUYAMOS EL PODER POPULAR!
¡CONSTRUYAMOS EL SOCIALISMO LIBERTARIO!
*Artículo traducido al español de la nota de Perhimpunan Merdeka – Makassar (Asociación Libre – Makassar), de Indonesia, sobre la situación política del país.
