Para ponernos en situación, empezamos por el 16 de agosto de 1936, mañana en la que Bayo y sus tropas desembarcan en Portocristo, llegando a conquistar una franja de unos 7 Km alrededor de la zona del desembarco. Esta operación, que fue totalmente llevada a cabo por la Generalitat, las autoridades republicanas dieron el visto bueno pero no fueron avisados de cuando se haría, probablemente porqué si salía bien sería una muy buena propaganda política. Junto a los 8.000 milicianos que participaron en esta operación estuvieron allí el buque hospital Marqués de Comillas y nombrosos efectivos médicos, entre los que están nuestra protagonistas.
Despues de la llegada de tropas fascistas italianas dirigidas por el Conde Rossi, conocido como el León de Son Servera, que convirtió la isla en su feudo privado durante la Guerra Civil, llegando a ser más influyente que cualquier miembro del ejercito en la isla, las fuerzas de Bayo reembarcan durante la noche del 4 al 5 de septiembre, dejando a cientos de milicianos abandonados a su suerte y que tristemente morirían fusilados casi todos, la gente que lo vivió cuenta que el torrente bajaba rojo de sangre.
Entre toda la gente que quedo en Mallorca cuando la operación se vio fracasada estaban cinco enfermeras republicanas que fueron detenidas en la playa de Sa Coma la noche del 5 septiembre en plena confusión por el reembarco de las tropas que dejaba numerosos compañeros atrás. Una de ellas, de la qual desconocemos su identidad, empezó a escribir un diario a la salida del puerto de Barcelona. Gracias a ella sabemos quienes fueron las otras enfermeras y muchos detalles sobre el desembarco.
Daría y Mercé Buxadé i Adroher eran dos hermanas nacidas en Puebla de Zaragoza, México, las dos de raíces catalanas. Se ofrecieron como como enfermeras de Cruz Roja ya que creían que no correrían ningún riesgo si eran capturadas por su procedencia mejicana y su trabajo para la Cruz Roja. Fueron asesinadas con 18 y 22 años. María Garcia, se cree que tenía 53 cuando fue asesinada, y la otra se llamaba Teresa, de la cual no sabemos nada más. Y por último nuestra anónima narradora, gracias a la que conocemos hoy esta horrible historia.
Al dia siguiente de ser capturadas fueron exhibidas por todo Manacor por los falangistas y los miembros de la CEDA en un camión descubierto como trofeos de guerra. Tras ser interrogadas y mandar comprobar si eran vírgenes por un grupo de monjas fueron violadas varias veces por los falangistas. Las tuvieron así durante unas dos semanas hasta que se las fusiló i enterró en el cementerio de Manacor, aunque no se sabe con certezada donde están sus cuerpos.
Estas mujeres eran simples enfermeras que trabajaron en la possessió de Sa Torre Nova, que fue el hospital para los milicianos y milicianas heridos en el transcurso de la batalla. Su cruel final no fue parado por nadie, y muchos menos por el Conde Rossi, tristemente celebre por masacrar a sus prisioneros, denunciado hasta por el servicio secreto italiano y algunos falangistas.
Esto nos demuestra una vez más la crueldad con la que hacían la guerra los fascistas, usando el miedo como su mejor arma, como el mismo Queipo de Llano promovía en sus discursos radiofónicos. En Mallorca no hubo guerra más allá del desembarco y los bombardeos republicanos, lo que si hubo es una represión de las duras de todo el Estado, como el campo de concentración de Campos, la prisión de Can Sales donde se suicido Matilde Landa o el Castell de Bellver, que darían para muchos más artículos.