Sin miedo y con esperanza

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El pasado 8 de diciembre fue un día triste para la historia y un punto de inflexión en el reordenamiento de Oriente Medio que afectará al resto del mundo de una manera todavía impredecible.

Se abre una nueva y dura etapa para las fuerzas transformadoras del mundo. Una etapa en la que necesitamos acompañar nuestra reflexión y nuestras acciones de una ética y una humanidad implacables, de una autocrítica sin precedentes y sobre todo, de un propósito irremediable de unir fuerzas por encima de todas las cosas. Necesitamos tener esperanza.

El 8 de diciembre se anunció oficialmente la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria. La caída de un régimen que nunca ha sido legítimamente popular no debería ser una mala noticia. Pero sí que se convierte en ella cuando el régimen que lo sustituye es una dictadura islámica financiada y apoyada por potencias extranjeras para, una vez más, satisfacer sus intereses geopolíticos en la región, y sobre todo, para “tomar buenas posiciones” de cara al nuevo reordenamiento mundial. Sí que se convierte en mala noticia cuando el Gobierno Sirio y la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (en adelante AANES) eran la única resistencia tanto al fascismo islámico como al imperialismo occidental y también, la única esperanza de poder hallar la paz en Siria, buscando una salida democrática a esta guerra que continua desde 2011.

Desde las fuerzas transformadoras en occidente siempre hemos encontrado diferencias durante el análisis de la Guerra en Siria. Posiblemente, estas discrepancias se han dado (y se siguen dando) por nuestro método eurocentrista y tendencioso de analizar los conflictos. Un método que suele tender a justificar nuestras posiciones e identidades políticas aquí, en lugar de observar el conflicto desde una perspectiva objetiva y tratar de hacer un análisis profundo de todas las dimensiones que configuran un conflicto como este. Cuando nuestra mirada de observadores externos actúa de esta forma tan superficial, cuando entra en ese juego perverso asignando a una comunidad el papel de cordero y a otra el de lobo, lo que estamos haciendo sin saberlo es conceder por anticipado la impunidad a los crímenes de una de las partes.

Ha habido fuerzas políticas, que desde la bandera del antiimperialismo han defendido siempre la legitimidad del régimen de al-Assad frente a cualquier otra alternativa, incluida una alternativa revolucionaria y democrática como la que se proponía desde la AANES. El gobierno de al-Assad rechazó en diferentes ocasiones no solo la alianza con la AANES, sino cualquier tipo de negociación con ésta que pudiera encontrar una solución democrática a la guerra en Siria. El gobierno ha caído y al-Assad ha huido. Ya no será posible esa solución.

Por otro lado, ha habido sectores, que desde una falsa moral liberadora han justificado durante estos años la sublevación violenta contra el régimen, protagonizada por grupos yihadistas financiados por potencias extranjeras. Estos grupos hoy se han hecho con el gobierno de Siria. El actual líder de estos grupos rebeldes organizados bajo el nombre de Ejercito Nacional Sirio es Abu Mohammad al-Yulani, emir del Tahrir al-Sham.

Al-Yulani fue arrestado por las fuerzas estadounidenses y encarcelado durante más de cinco años en varias prisiones y centros de detención. Antes de cortar lazos con Al- Qaeda en 2016, al-Yulani había servido como emir del ahora extinto Frente al-Nusra, la antigua rama siria de Al-Qaeda. Desempeñó un papel principal en la planificación y ejecución de un acuerdo con Abu Bakr al-Baghdadi (antiguo califa del ISIS) para trasladarse a Siria y establecer esta rama de Al-Qaeda.

Al-Yulani publicó una declaración de audio el 28 de septiembre de 2014, en la que afirmó que lucharía contra «Estados Unidos y sus aliados» e instó a sus combatientes a no aceptar ayuda de Occidente en su batalla contra el Estado Islámico. Sin embargo, hoy, tras la caída del gobierno de Siria y la toma del poder en Damasco anuncia: “Nuestra mano de amistad está abierta a todos los países, incluso a Israel, pero Irán y Hezbolá son nuestros enemigos”.

Esto es un claro ejemplo de a quién están sirviendo estos supuestos rebeldes. Las potencias occidentales encabezadas por EE. UU., Turquía, Rusia y algunas otras potencias regionales han estado utilizando el tablero de Siria como una partida más para sus intereses geopolíticos. Sus alianzas se hacen y deshacen sin ningún tipo de moral, únicamente en base a esos intereses y sus estrategias. El pueblo de siria, una vez más es utilizado y paga las consecuencias de estos oscuros movimientos. Esta vez, el estado ruso tiene gran parte de la responsabilidad, pues el régimen de al-Assad ha estado durante todos estos años bajo su protección, y ahora se ha convertido en una ficha sacrificada, o mejor dicho intercambiada, por otra ficha de su interés que todavía no conocemos en la sombría partida entre las grandes potencias. Putin ha demostrado una vez más que el pueblo sirio le importaba poco, y que su apoyo al gobierno de al-Assad solo era una cuestión estratégica. No ha sido nunca una cuestión de socialismo, ni libertades, ni antiterrorismo como se ha vendido en numerables ocasiones. Putin ha dado luz verde a la invasión.

En Siria, todavía queda el territorio de la AANES. Este territorio resistía como una oportunidad para la paz, pero ahora se encuentra también en grave riesgo. Pues tanto el estado turco por el norte como los rebeldes desde Siria atacan ya sus posiciones. La ciudad de Manbij, que protagonizó una de las batallas más duras de las fuerzas revolucionarias contra el ISIS, está cayendo hoy de nuevo en manos de yihadistas, con la ayuda de bombardeos turcos y el beneplácito de occidente. Una ciudad de más de 100.000 personas, con mayoría kurda queda expuesta a las posibles masacres y ejecuciones que ya se vienen realizando en toda Siria por parte de los rebeldes.

Imagen extraída del canal de Telegram Defendamos Kurdistán.

El territorio de la AANES y la revolución que aquí se inició en 2012 no solo ha sido un obstáculo para las ansias imperialistas de Turquía y el avance de ISIS. Si no que ha supuesto una amenaza para el statu quo de oriente medio, ya que ha puesto en práctica un modelo de nación democrática y de orden social que cuestiona los actuales estados-nación y los poderes regionales. Un modelo de convivencia para las diferentes etnias, religiones, culturas y visiones políticas de la sociedad que ha sido un faro de esperanza para toda la región e incluso, un ejemplo de transformación social para muchos ojos en el mundo.

Evidentemente, esta revolución ha sido una amenaza también para los intereses de occidente, y por esta razón a los representantes de la AANES se les ha negado su plena participación en las conversaciones para buscar una solución pacífica a la guerra de Siria durante todos estos años. Tanto en las conversaciones de Ginebra (bajo los auspicios de la ONU) como en el posterior proceso de paz de Astaná (mediado por Rusia).

¿Dónde están ahora esas mesas para la negociación y la paz? ¿Por qué no se hacen eco de este vacío los medios de comunicación? ¿Cómo ha sido posible que una guerra que se ha mantenido en relativo equilibrio de fuerzas desde hace más de diez años caiga en una semana en manos yihadistas? ¿Por qué se le está dando ya la victoria sobre siria a los yihadistas si todavía existe el gran territorio de la AANES?

Durante todos estos años, los medios de comunicación occidentales se han empeñado en invisibilizar la revolución del norte y este de Siria, y por tanto en sabotear una posible solución pacífica a la guerra si no pasaba por alcanzar los objetivos occidentales en la región. Se han esforzado, (como de costumbre) en tergiversar la información, manipular y mezclar las diferentes fracciones dentro de la guerra de siria confundiendo así la opinión pública. Esto supone un mal entendimiento de los conflictos, del análisis y por tanto de las conclusiones. Una artimaña habitual de los medios de comunicación de masas para generar desconcierto en la opinión pública y frenar así posibles simpatías o solidaridad por parte de la población.

Hoy el ministro de exteriores del estado español José Manuel Albares ha dicho “en cuanto se reabra el aeropuerto y la frontera analizaremos de nuevo la situación» y ha afirmado estar “muy en contacto” con los socios europeos y los “amigos árabes” en la región sobre la situación que se abre tras la caída de al-Assad.

Veremos los movimientos durante los próximos días, pero mucho nos tememos que se van a silenciar las masacres que cometen estos rebeldes, que se nos seguirá “informando” de como estos rebeldes “liberan” los últimos territorios de Siria y toman su control. Nada o poco se dirá de cómo va desapareciendo la posibilidad de una democracia real en Siria, de las violaciones de derechos humanos, de las ejecuciones ni de los intereses occidentales en apoyar fuerzas yihadistas. Por el contrario, seremos testigos una vez más de la hipocresía mediática y política, de la mentira y del blanqueamiento del terrorismo como el de Albares la mañana del 8 de diciembre: “Tenemos que dar pasos para que sea el pueblo sirio el que decida quién y cómo quiere ser gobernado en el futuro”.

Mientras tanto, las YPG-YPJ (milicias kurdas) y las SDF (Syrian Democratic Forces) seguirán luchando y resistiendo el avance de los yihadistas. Seguirán defendiendo la revolución y la esperanza de un mundo mejor. Y seguro que tratando de tomar las mejores decisiones posibles para proteger a la población del norte y este de Siria y evitar así más muertes innecesarias.

No podemos sacar conclusiones precipitadas respecto a lo que va a ocurrir con el futuro de Siria y oriente medio. Ni tampoco el impacto que va a tener en la política internacional. Pero lo que es seguro es que el desarrollo de los futuros acontecimientos dibuja tiempos difíciles. Esto hace que nos sintamos con el deber a hacer un llamamiento a la reflexión, la solidaridad entre pueblos, al sentido común, a la conciencia y la unidad. Tenemos que priorizar la humanidad por encima de todo lo que nos separa. Eso es realmente el socialismo, la lucha por la libertad y la democracia real. Si las fuerzas transformadoras no nos unimos en torno a la simpleza de lo que significa la palabra humanidad… habrá más Sirias, más Palestinas, más Sáharas, más Ucranias…

Pase lo que pase en Siria, la lucha por la libertad seguirá. Sacamos grandes aprendizajes de la revolución en el norte de Siria y seguimos de cerca sus pasos. Mientras haya personas valientes con humanidad, habrá esperanza. Un mundo, una lucha.

Larga vida al pueblo de Siria y a la Administración Democrática del Norte y el Este de Siria.

Secretaría Política de Apoyo Mutuo Aragón.

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