Por Anónimx
La necesidad de escribir sobre este tema surge del caos y la confusión sobre qué valores tienen que guiar mis acciones respecto al título expuesto. Hablar de relaciones afectivas (y humanas) no es fácil en muchos aspectos, pues con abrir los ojos ya vemos cómo la realidad social es bien jodida. No nos quedamos en eso, y le damos mil vueltas a la cabeza e intentamos con todos nuestros esfuerzos cambiarla, para que todxs estemos más a gusto, entre otras cosas.
Pero acotando un poco el tema me refiero a las relaciones afectivas, y sobretodo aquellas que se mezclan con el sexo. Hacer una reflexión sobre esto es importante porque en nuestras vidas (o no) se derivan problemas, preguntas y dudas sobre este campo. Y entendiendo el anarquismo como no sólo, o más que una ideología, también un conjunto de valores que se materializan en prácticas concretas durante la vida. ¿Cómo podemos gestionar nuestras emociones acorde a nuestros principios?
En primer lugar, aclarar que para mí el anarquismo no es un dogma, y cuanto menos esté definido en torno a sus propuestas más dará a pie a la libertad individual y colectiva de proponer soluciones a los problemas en la vida. No existen recetas mágicas y desde el primer momento nos cruzamos con un imaginario lleno de construcciones culturales y sociales, y una educación aprendida respecto al cómo entender las relaciones afectivas y la sexualidad.
Lo que hemos aprendido, nuestro modelo heredado principalmente es el modelo cristiano de matrimonio, monógamo, patriarcal, perpetuo, etc. Aunque el matrimonio de ahora no es exactamente éste, tenemos muchos imaginarios heredados de este pensamiento, junto al amor romántico del siglo XIX configuran las cosas que aprendemos desde chicxs, por la escuela, por la televisión… Aunque no me gusta hablar por otrxs, me atrevo a decir que nosotrxs, lxs anarquistas estamos en contra de este modelo, del matrimonio entendido como una relación formal institucionalizada por el Estado (o la iglesia), porque creemos que la forma en la cual las relaciones deben ser llevadas debe ser gestionadas por las personas participantes… Aunque si quieren casarse, ¡que se casen!
Pero históricamente en nuestra sociedad, el matrimonio no ha sido sinónimo de casarse por voluntad, y antes las relaciones sexuales/amorosas estaban más reguladas por el Estado y la iglesia. De aquí el concepto anarquista de amor libre, que en mi opinión no es el mismo que el que entendemos ahora. El amor libre que defendían los anarquistas de principio de siglo se refería precisamente al rechazar la intromisión de las instituciones sobre la libre unión de los individuos. Para mi el amor libre ahora se entiende como una serie de valores o ideología en la cual intenta desmarcarse de tener pareja “formal”. Con eso no intento decir que ni una cosa ni la otra es mejor, simplemente era una explicación para llegar hasta el día de hoy. Algunos llaman al amor libre promiscuidad, dándole un sentido negativo, pero creo que éste no es el problema.
Para mí la libertad de las personas debe primar por encima de todo (ya sabéis, siempre que se respete al otrx) y, ¿por qué limitar el amor y el sexo a una persona? Pero aquí aparecen los celos, la inseguridad… es difícil (también me atrevo a decir que, aunque no sé a qué nivel, estos aspectos son productos construidos culturalmente). Pero, ¿hasta qué punto el individualismo egocéntrico ha penetrado en nosotrxs en relaciones fugaces que se asemejan a productos de consumo de usar y tirar? Repito que las relaciones que las personas quieran llevar, son las que son válidas… pero muchas veces los intereses no coinciden… ¡y aquí el tema central!
En este punto entra el anarquismo, pues sea una pareja formal, un matrimonio, una poligamia, una relación múltiple de poliamor, sea la relación que sea (siempre que sea voluntaria), la historia, la movida es cómo tratamos a las personas en el siglo XXI cuando tenemos el conflicto desde valores libertarios. Como he dicho criticando la cultura individualista, creo que hace falta diálogo (no sólo en este tema), e intentar abordar el conflicto cuando este sucede e intentar que las dos partes (o más) mediante la comprensión y la palabra superen la situación sea cual sea la conclusión. Con eso intento decir que cuidemos más a las personas con las cuales tenemos algún tipo de relación ya sea esporádica o más bien larga, informal o formal.
Y sobretodo creo que es importante reflexionar sobre cómo queremos tener nuestras relaciones (o quizás el problema es darle demasiadas vueltas al asunto). Y quizás también tener en la mente de intentar llevar a la práctica las relaciones de aquella manera en la cual las queremos en una futura utopía libre, en el ahora. Pero al cruzarse tantas cosas teóricas, personales, socialmente construidas, no sé qué pensar ni cómo actuar, pues a la práctica todo es más difícil. Cuidemos a lxs otrxs, sin olvidarse de unx mismx.