Anteriormente describí el proceso reformista llevado a cabo por el Estado chino, a continuación me ocupo de como recibió la población esas reformas y de como respondió el Estado a las protestas.
Respuesta popular a las reformas y represión
La transición china a la economía de mercado no estuvo exenta de conflictos, las reformas económicas de Deng Xiaoping obtuvieron un gran éxito respecto al crecimiento de la economía china y le proporcionó un hueco a China en el mercado internacional, pero todo ello fue a costa de un empobrecimiento de la clases populares y de una situación de precariedad y explotación laboral sin precedentes. Además de la elevada inflación que se provocó por el levantamiento del control de precios y de expansión demográfica de la población china que saturó el sistema de servicios sociales del Estado Chino, también jugaron su parte la corrupción de los burócratas del Partido Comunista y de los administradores de las empresas estatales al liberalizarse y las aspiraciones democráticas que tenía un sector de la población que veía como el modelo económico cambiaba pero se mantenía el control político del Partido Comunista.
Todo este clima provocó numerosas protestas, los manifestantes pedían democracia, pero la mayoría de ellos estaba en contra de las medidas liberales que se estaban implementando, los liberales conciben que el liberalismo económico va acompañado de democracia, pero tanto en China como en Chile fue justamente al revés, estuvo acompañado de autoritarismo y represión.
Deng Xiaoping sabía que se iban a producir protestas y en 1983, al mismo tiempo que abrió las puertas a los inversores y redujo las prestaciones sociales y laborales, creó un nuevo cuerpo antidisturbios.[1]
Las protestas se fueron radicalizando progresivamente y alcanzaron su máximo exponente con las manifestaciones de estudiantes en la Plaza de Tiananmen de 1989, estas protestas fueron descritas por los medios de comunicación occidentales como un enfrentamiento entre estudiantes liberales con simpatías por el sistema democrático occidental y los defensores del Estado comunista autoritario, sin embargo análisis exhaustivos como el de Wang Hui[2] revelan que los manifestantes procedían de ámbitos muy diversos y que no todos eran estudiantes de la élite universitaria, había obreros industriales, campesinos, pequeños empresarios y trabajadores del sector de servicios y comercial, según él lo que provocó las protestas fue el descontento popular con las reformas de Deng Xiaoping y que la petición de libertades democráticas que hacían los manifestantes estaba estrechamente unida a la discrepancia en el ámbito económico, lo que impulsaba las aspiraciones democráticas era que el régimen autoritario estuviera imponiendo las reformas sin ningún consentimiento popular.
Estas circunstancias pusieron al Partido Comunista en una encrucijada, la alternativa no era entre comunismo o democracia, sino entre ceder a las presiones populares o seguir adelante con el proceso reformista y emplear la represión contra el descontento popular. Algunos miembros del Partido estaban dispuestos a ceder a la presiones y a intentar compatibilizar la democracia con las reformas, pero se impuso la línea de Deng que optaba por la represión. El 20 de Mayo de 1989 se estableció la Ley Marcial, el 3 de junio los tanques avanzaron contra las concentraciones y el ejército abrió fuego contra los manifestantes, entraron en la Plaza de Tiananmen desmantelando las barricadas y detuvieron a los principales organizadores de las protestas, la cifra de muertos se estima entre 2000 y 7000, y la de heridos hasta en 30000. Después se llevó a cabo una represión sistemática contra todos los críticos y opositores al régimen, 40000 personas fueron arrestadas, la mayor parte de ellas ejecutadas dias mas tarde, el gobierno centró su represión mas dura contra los obreros industriales y los que estaban intentado construir un sindicato, los medios de comunicación occidentales trataron la noticia como un nuevo ejemplo del totalitarismo comunista, llegando incluso a afirmar que iba dirigida a frenar las reformas económicas, cuando en realidad estaba destinada a asegurar el proyecto liberalizador. Mas tarde el mismo Deng reconoció que la actuación del ejército en Tiananmen no era para proteger al socialismo, sino a las reformas económicas y declaró que continuaría adelante con ellas.[3]
De la misma forma que el terror de Pinochet había dejado el camino despejado a las reformas económicas neoliberales, la masacre de Tiananmen allanó el camino a los reformistas chinos que pudieron llevar a cabo su proyecto sin que hubiera peligro alguno de rebelión, las medidas mas dolorosas que Deng había suspendido tras los sucesos de Tiananmen volvieron a ser reimplantadas tres meses mas tarde, entre ellas la desregularización de los precios aconsejada por Friedman que provocó la elevada inflación. Las reformas que no se pudieron llevar a cabo antes de 1989 se implementaron sin resistencia alguna tras el terror desatado por el gobierno chino.
Con el establecimiento de las ZEE China se convirtió en un taller industrial caracterizado por la mano de obra barata y las escasas condiciones laborales, que fue lo que atrajo a los inversores extranjeros que buscaba el gobierno.
Conclusión
La experiencia de China es una muestra mas del fracaso del fracaso del modelo marxista-leninista de transición hacia el comunismo por medio de un Estado monopolista que organice la sociedad, esa estructura genera una burocracia que se separa de la clase obrera y adquiere intereses propios, mantener el poder y los privilegios que les genera su posición, con tal de mantenerlo se llega hasta el extremo de abandonar las aspiraciones revolucionarias iniciales.
En el caso de China los burócratas que tenían el control de las empresas estatales vieron que si se apuntaban a la ola liberalizadora podrían mantener su poder y además adquirir los mejores activos del Estado, para tal fin no dudaron en empobrecer a su pueblo y a condenarlo a unas condiciones extremas de explotación y precariedad.
La represión de las protestas puso de manifiesto el parecido entre las tácticas del comunismo autoritario, la del neoliberalismo y la del autoritarismo militarista latinoamericano. Todos ellos coinciden en su voluntad común de hacer desaparecer toda resistencia para llevar a cabo su programa político y económico.
[1] “La Policía Armada Popular, formado por 400000 agentes con la misión de reprimir todo indicio de delito económico (huelgas y manifestaciones), este cuerpo obtuvo financiación estadounidense.” Naomi Kein, La Doctrina del Shock
[2] Wang Hui fue uno de los intelectuales chinos que organizaron las protestas de 1989
[3] “No nos hemos equivocado, no hay ningún error en los cuatro principios de la reforma económica, si algún problema existe al respecto es que aún no se han implementado de forma exhaustiva” Deng Xiaoping
Bibliografía
– Deng Xiaoping, We can develop a market economy under socialism (1978)
– Naomi Klein, La Doctrina del Shock (2010)
– Francis Fukuyama, El Fin de la Historia (1992)
– Ana Salvador, El proceso de apertura de la economía china a la inversión extranjera (2010)
– Wang Hui, El Nuevo Orden de China