Publico parte de la segunda entrega ahora por la actualidad de la manifestación que tuvo lugar hoy en Atenas. Publicaré el resto del texto cuando pueda.
Huelga general en Atenas
El miércoles me levanto algo tarde y agobiado porque pienso que llegaré con mucho retraso a la manifestación en el centro—que me pilla como a 25 minutos en transporte público. La convocatoria oficial es a las 11.00, pero mi compañera me tranquiliza explicándome que en Grecia nadie se toma las horas en serio. Y tiene razón, porque llegamos a las 12.30 y la gente sigue viniendo por todos lados. Así que unos minutos más tarde empieza la marcha hacia la plaza Syntagma. Me incorporo a la manifestación por la cola, donde uno de los sindicatos mayoritarios está dando un mitín político a un grupo reducido—no más de trescientas personas en una plaza enorme—de trabajadores cincuentones. Para el discurso utilizan altavoces colocados por todo el perímetro de la plaza—que es enorme, recuerdo. Es imposible ignorar las palabras del hombre que habla desde lo alto de una palestra porque los altavoces están a todo volumen. Pregunto al respecto y me dicen que esos altavoces están ahí todo el año porque la central del sindicato está allí mismo. Se lo tienen muy bien currado, la verdad.
Un poco más arriba se encuentra un grupo de estudiantes comunistas de AEK/ARAN—serán algo más de cincuenta. Nos detenemos aquí un tiempo porque mi compañera es íntima con varias personas del grupo, así que para matar el tiempo me pongo a preguntar a un par de estudiantes. Como pueden y con mucha voluntad, me explican en inglés de qué va ARAN [explicación] y qué esperan de la jornada de huelga. Uno de ellos me matiza que él últimamente se deja caer más por el anarcosindicato [nombre], y me ofrece ser mi “guía político” por Exarchia un día de estos, a lo que acepto con muy buen ánimo. Me comenta que me puede llevar por varias okupas y cafés donde podré conocer tanto comunistas como anarquistas dispuestos a hablar conmigo.
La marcha comienza y la gente se pone a gritar lemas y consignas. Me las tienen que traducir porque mi griego es muy básico. Son, sobre todo, cantos anticapitalistas y estudiantiles. Sugiero a mi compañera ir a buscar al bloque libertario y allí que vamos hacia la cabecera de la marcha. La marcha es multitudinaria, pero sinceramente me esperaba más gente—tal vez es la avenida por la que caminamos, que es enorme y no nos obliga a apretarnos. Tras pasar a un enorme grupo de profesores encontramos a les primeres anarquistas. Son un grupo reducido—¿cien? ¿ciento cincuenta?—pero van bien apiñados, con dos pancartas, banderas en palos gruesos de madera, y gritando cánticos casi todo el camino. En el grupo hay mucha gente joven pero también gente más mayor, y lo que me llama la atención es que la vestimenta de todes es muy distinta a la del grupo comunista. Sonará superficial, pero con echar un vistazo al modo de vestir de la gente de la manifestación se puede adivinar, con sorprendente facilidad, su ideología política.
Marchamos por [nombre] sin presencia policial, cosa que sorprende a todas las personas con las que hablo. Los comercios siguen abiertos y vendiendo café y bollos. Nadie los cierra. No hay piquetes. Incluso veo a algunes manifestantes entrar en algún establecimiento y comprar alguna bebida. Dos encapuchados escriben con spray negro frases anarquistas en los muros de los edificios. Y una vez que llegamos a Syntagma es cuando veo a la policía antidisturbios, de verde, con los escudos—muchos de ellos con marcas de pintura de otros enfrentamientos—y máscaras de gas. La presencia policial es brutal. Cuento al menos quince miniautobuses de la policía en un lateral del edificio del parlamento.
Me adelanto un poco a la cabecera para ver de cerca a los famosos antidisturbios. La verdad es que imponen porque van armados como en las películas americanas. Una docena de periodistas les sacan foto de cerca, y un hombre mayor con una bandera negra anima a un perro que sujeta entre los dientes una pancarta anticapitalista. El perro se pasea por el cordón policial moviendo el rabo y dando vueltas por todo el lugar. La gente le saca fotos; parece un espectáculo de feria. La situación general es muy pacífica y calmada, pero los cantos políticos están siempre presentes. Les últimes turistas se van marchando de la plaza y la marcha llega por fin a Syntagma. Una cosa que me sorprende es que el anarcosindicato [nombre] estaba ya allí. Son unas treinta personas, si es que llega a eso, y cuando la marcha principal empieza a llegar elles se marchan por una calle lateral. Pregunto pero nadie me sabe decir por qué se marchan—tal vez hayan decidido sumarse al otro bloque anarquista, quien sabe.
La marcha termina sin incidentes, pero según escribo esto me van informando que ha habido algunos disturbios entre “encapuchados” y “maderos.” De todo esto me quedo con un ambiente pacífico y lleno de motivos para protestar, pero sin impulso radical en absoluto. Algunos estudiantes me comentaban durante la marcha que el “momento” tuvo lugar cuando cerraron Villa Amalias. Entonces toda Atenas anarquista se echó a la calle con pasión revolucionaria. No fue el caso hoy.