Por Cora Álvarez
Veo que cada vez es más importante defender el feminismo día a día. En la izquierda aún queda mucho por aprender sobre el tema. Los micromachismos son lo que más cuesta ver y no por ser menos importantes hay que dejar de denunciarlos ya que forman parte de la estructura patriarcal y también los que la sustentan.
Todos y todas hemos pronunciado algo machista a lo largo de nuestra vida y es por eso que no nos damos cuenta de lo que realmente implica. Pero lo que más me preocupa es el machismo en la izquierda. Es curioso porque muchos me dicen que si eres de izquierdas no puedes ser machista pero, por desgracia, hay mucha gente que lo es. Me preocupa más que el machismo en la derecha porque ya sabemos cómo es su moral, sabemos que van de cara con el machismo y no es algo que me sorprenda por su parte. Por eso sólo me queda confiar en la izquierda, pero veo que muchos se disfrazan de feministas y luego son igual de machistas que la derecha.
Es entonces cuando sucede que si alguna feminista denuncia este tipo de actos machistas en la izquierda muchos saltan y comienzan con que son “paranoias”. Insultan y a no quieren escuchar ni entender. Por eso no quiero compartir una revolución que no sea feminista y menos si tengo al lado a un supuesto compañero que me llama “feminazi” o “hembrista”, utilizando así el lenguaje del patriarcado. Si hacemos las cosas tenemos que hacerlas bien.
La excusa muchas veces es “después de la revolución ya nos preocuparemos por eliminar el machismo”. Error. La revolución debe ser feminista desde el principio, y para ello debemos saber qué es el feminismo mucho antes. Sigue siendo difícil empatizar y por eso el machismo se extiende más por los hombres que por las mujeres. Nosotras somos las oprimidas por el machismo, día a día sufrimos este tipo de violencia y por eso vemos más fácilmente las injusticias y las cosas que para muchos son “tonterías sin importancia”.
Todo esto viene a cuento también por el último disco y la portada de Pablo Hasél. Como de él puedo decir muchos otros, pero me han llovido críticas negativas más que nunca por comentar este tema.
Hasél nos muestra una portada en la que dice: “Sigue desnudándose la dictadura del Capital” y debajo una mujer que se está masturbando entre billetes. ¿Cuál es el problema? Relacionar la dictadura del capital con una mujer no es nada acertado, mucho menos si se está masturbando. Es decir, la mujer de la imagen= dictadura de la capital, la mujer se está masturbando= iguala que una mujer se masturbe con una dictadura del capital.
Está el argumento que me han dado algunos de que ella es la Justicia y por eso es una mujer. Eso ya lo sabía, pero me deja igual. ¿El hecho de que toda la vida la figura de la Justicia fuese una mujer sirve como excusa para seguir haciéndolo? ¿O sólo podemos criticar cosas que son “de toda la vida” menos lo patriarcal? É ahí la cuestión. La discusión no es si pone a un hombre o a una mujer, la discusión es que ha puesto a una mujer, y siglo tras siglo seguimos relacionando cosas malas con las mujeres.
Sí, puede que Hasél no lo hiciese con mala intención ni se diese cuenta de lo que suponía todo esto, pero las buenas intenciones no bastan. Es curioso cómo se escudan en el hecho de ser comunistas, cómo si eso les absolviese de hacer o decir cosas machistas.
Si en vez de poner excusas intentasen escuchar lo que les decimos aprenderían cómo son sus comportamientos. Parece que para saber sobre comunismo debes leerte un montón de libros de Marx pero para ser feminista no hace falta leer nada. Quizá muchos deberían recordar las discusiones de Lenin con Kollontai o Zetkin.
Veo difícil cambiar esa mentalidad aunque creo que cada vez somos más feministas y que muchos empiezan a comprender que es necesario corregir actitudes que llevan repitiendo a lo largo de su vida. El ser de izquierdas no nos da derecho a pensar que tenemos la razón absoluta. Las conductas machistas deben eliminarse, ya no sólo en cuanto a la imagen de la mujer como símbolo negativo sino también en muchos insultos misóginos y cosas tan normales como un “piropo” en la calle (acoso callejero).
Ojalá empecemos a cuestionarnos a nosotros mismos con un poco de autocrítica. Son un conjunto de acciones que, por desgracia, están universalizadas y debemos cambiar entre todos.