¿Podemos afirmar que se ha agotado la idea de Dios en el mundo o, dicho de modo más resuelto, se puede decir que Dios ha muerto en el seno de la modernidad? ¿O más bien se ha camuflado bajo una laica religiosidad en las faldas del Estado? ¿No está resurgiendo un tipo de idea de Dios, de religiosidad, que pretendiendo ser resueltamente novedosa, es, bien en cambio, la única forma de Dios acaso existente, a saber: la del fanatismo, la de la ignorancia, la de la ignominia y la de la muerte de la razón y el pensamiento? Mientras que la primera pregunta es falsa, las dos siguientes se pueden tomar, con más o menos acierto, como verdaderas. Ateniéndonos, pues, a estas dos preguntas, también podemos afirmar que si la primera se da en todos los países, es decir, la sacralización del Estado como nuevo ente indivisible, infinito y todopoderoso; la segunda, la referente al resurgir de la idea de Dios, está tomando cada vez más espacio en el ideario colectivo. El documental que da título al artículo, Jesus Camp, es buena muestra de esto último: EEUU, la nación por antonomasia, está contaminada, además de por muchos otros males, por la idea de Dios, si es que alguna vez no lo estuvo. Pero no es el Dios deforme y mastodóntico de la secta católica imperante en España, sino el Dios de las centenares de sectas cristianas que salpican el territorio norteamericano. Concretando aún más y para no extenderme en exceso: el presente documental relata el paso de unos niños por un campamento de verano evangelista, en el que se les enseñará —adoctrinará— a ser dignos soldados de Cristo.
Podéis verlo completo y subtitulado aquí: Jesus Camp