Charla: apropiación capitalista de las luchas GSD (Géneros y Sexualidades Diversas)

Por Lus
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El 26 de junio, nuestra compañera Pavli junto a otras del colectivo Revuelta Violeta, dieron una charla en el CSOA L’Horta para CNT-Valencia. Esta charla trataba sobre la mercantilización de las luchas de personas con géneros no normativos, que se redujeron a un día del Orgullo Gay enfocado al consumo y ocio homosexual. ¿Por qué se habla de géneros y sexuales diversas en vez de LGTQBi+? Porque estas siglas parecen no incluir otras identidades de género no normativas, pues se está viendo que existen muchísimos más géneros y sexualidades que las propias siglas. Por ello, desde los colectivos e individualidades con identidades de género diversas, se pretende introducir el término GSD (Géneros y Sexualidades Divesas/Gender and Sexual Diversity), que englobaría todas esas identidades no recogidas en las siglas LGTQBi+. Antes de pasar al texto, aclarar que la expresión cis de cisgénero significa la conformidad de la persona con el género asignado al nacer. Hasta aquí mi reseña y os dejo el texto de Pavli:


El Inicio del Orgullo con la revuelta de Stonewall

El espíritu subversivo que originó este evento, que debería de celebrar el ¨nacimiento del orgullo¨ se ha perdido por completo. Las mismas personas que una vez al año bajan a la calle para celebrar el ¨estilo de vida GSD¨, no saben que el movimiento nació el 28 de Junio de 1969 en una revuelta contra la policía, conocida como la revuelta de Stonewall.

El final de los años 60, fue una época propicia para el nacimiento de muchos movimientos y organizaciones revolucionarias. Tras la muerte de Martin Luther King jr. y de Malcom X, el movimiento de liberación negro se orientó hacia formas de resistencia más radicales y vio el nacimiento de las Panteras Negras. Este grupo rechazaba las premisas no violentas y de integración ¨a toda costa¨ de Luther King, prefiriendo el concepto de autodefensa como principal medio de lucha. El movimiento de los estudiantes también ganaba fuerza y se radicalizaba, llegando a protagonizar los eventos de 1968 que inspiraron y radicalizaron políticamente al mundo.

La condena social de las relaciones homo/lesbosexuales y de las personas transgender era explícita e institucionalizada; en la mayoría de los estados existían leyes contra la sodomía (todavía activas), estaba prohibido vender alcohol en los bares a personas homosexuales o sospechosas de serlo, estaba prohibido también el crossdressing, es decir, era obligatorio utilizar vestidos considerados idóneos con el género de quien los llevase. La transgresión implicaba detención directa al calabozo, palizas de la policía y a menudo ser víctima de violencia y abusos sexuales de los mismos. Les trans, les genderqueer, gays, lesbianas y trabajadores del sexo podían vivir sus relaciones y amistades en clandestinidad, se reunían en bares de ambiente, que sin embargo eran llevados por personas cis-heterosexuales que por un poco de dinero, estaban dispuestos a hacer la vista gorda y arriesgarse a unas cuantas incursiones policiales. Aquí empezó el ¨reclamo del euro rosa a través del capital¨. La represión policial era muy dura, había muchas irrupciones y registros a todo local sospechoso de ser punto de encuentro de personas GSD.

Quienes se habían declarado a favor de las minorías o habían publicado revistas underground, habían sido despedides y encarcelades, así que había muy pocas personas valientes como para tomar partido contra la transfobia o la homofobia. Entre estas se encontraba Emma Goldman, que a finales del siglo XIX hizo lecturas públicas donde denunciaba el trato injusto que recibían las personas GSD, por las que fue criticada hasta por sus propios compañeros anarquistas.

Stonewall era un bar miserable, situado en el número 53 de Christopher Street, en el corazón del Greenwich Village de Nueva York. Era un local sin agua, ni permiso, sin embargo las mafias que gestionaban corrompían a los policías para que llamasen antes de las incursiones. Era uno de los pocos locales de encuentro de las personas trans/queer, además de ser frecuentado principalmente por personas afroamericanas o latinas. En la noche del 28 de Junio de 1969 un grupo de policías se presentó sin avisar alrededor de la 01:30 de la noche y empezó a detener a quienes se encontraban sin documentación o no habían ¨respetado las leyes¨ sobre el travestismo llevando vestimentas e indumentarias no acordes a su género según la vista social. Un grupo de personas empezó a agruparse fuera del local y alguien empezó a gritarles a los policías. La rabia exploto cuando una lesbiana butch (de aspecto considerado masculino), detenida en una furgoneta policial empezó a agitarse y a gritar. Sylvia Rivera, una mujer trans fue la primera en lanzar una botella contra los policías. Alguien consiguió robar las llaves de las esposas y tras soltarse, Sylvia, liberó a les otres detenides. Tras este suceso, las personas que se encontraban allí, empezaron a atacar lanzando ladrillos, piedras, basura y mierda de perros encima de los policías. Quienes se retiraron dentro del bar y montaron una barricada. En la calle, fue arrancado un parquímetro y luego fue utilizado para romper la puerta y coger a los policías encerrados. Otres, una vez abierta la puerta empezaron a lanzar cocteles molotov intentando quemar el bar con ellos dentro. Cuando llegaron los refuerzos de la policía (los antidisturbios), empezó la verdadera batalla campal. Mientras tanto, les vecines y les clientes del bar se sumaban también a la revuelta. Más de 2000 personas en contra de 400 antidisturbios. La gente bailaba y cantaba en medio del caos, riéndose de la policía y su incapacidad para ¨establecer el llamado orden¨. La revuelta se prolongó toda la noche, con un balance de 4 policías heridos y 1 3 insurrectes detenides. La brutalidad más inhumana se la llevaron las personas trans/queer, frente a como actuaban con quienes tenían una lectura de genero más normativa. La noticia de la revuelta estallo y miles de Queers radicales se volvieron a unir la siguiente noche a las puertas de Stonewall, la policía intento echar a les manifestantes pero estes bloquearon las calles y empezaron a tirar piedras y botellas. En la tercera noche de revuelta, mil personas se agruparon frente al bar y destruyeron los coches de policía aparcados en toda la manzana. Stonewall fue un ejemplo de rebelión por parte de las personas GSD cansades de ser oprimides y perseguides por la policía y el régimen capitalista.

La revuelta de Stonewall fue un evento que ayudo a despertar conciencia de les que siempre habían estado discriminades a causas de sus identidades de genero, sexualidades o por aquelles que además eran marginades por su raza/etnia o condición social. Desgraciadamente queda muy poco de aquel espíritu insurrecto, el movimiento actual, salvando algunos espacios más radicales, es totalmente moderado y comprometido con las políticas de los partidos, ya no representa una amenaza para nadie. Actualmente el capitalismo se ha apropiado de las luchas GSD, quienes representan los intereses de la mayoría blanca, de clase media y normativa, que buscan una introducción en el sistema. Mendigan derechos legítimos, como el matrimonio o leyes contra la homofobia, que únicamente sirven para alejarnos a todes, cayendo así en un bucle conformista. Se han reforzado las instituciones sociales que actualmente ostentan el control de nuestras vidas, estas han sido asimiladas por el capitalismo, que ha hecho de nosotres un producto de consumo a través de la venta de un estilo de vida y de un negocio que ha crecido alrededor de bares y clubs, saunas, discotecas, agencias de viaje, revistas… Los elements ¨incomodos¨ cómo las personas trasn, queer, bisexuales, pansexuales, han sido eliminados de manera silenciosa, porque representamos un obstáculo para los proyectos de asimilación de los políticos, nuestras necesidades y demandas han caído en el olvido.

Intersección

No es posible separar las categorías de género y sexualidad de todas las otras diferencias sociales que definen nuestra identidad y nuestras relaciones de poder a según niveles de valores y privilegios. El análisis de género y de la sexualidad ha de dirigirse también a otras categorías jerarquizantes como la raza, la etnia o la clase social, que sirven para poner en una posición de privilegio a algunos individuos respecto a otros.

A menudo muchas formas de opresión convergen, además puede pasar que quien haya sido oprimide se convierta en opresore. Esto nos crea dificultades, porque estamos acostumbrades a basar nuestra conciencia política sobre dualidades simples como opresor/oprimide, dominante/sumise, enemigue/compañere. La reflexión sobre las relaciones de poder que caracterizan nuestras relaciones con les ores comporta la ecesidad de debatir sobre debatir sobre los privilegios que derivan de ser hombres, heteros, tener la piel blanca o pertenecer a una clase social aburguesada. Las personas que reciben discriminación y no intentan aliarse con otras para destruir las causas de dicha opresión, intentando eliminar únicamente la opresión personal, entran a formar parte del sistema dominante. Pasan a ser parte integrante del sistema, convirtiéndose en opresores frente a otras victimas. Todes debemos encararnos a nuestros privilegios personales para darnos cuenta de cómo a menudo tenemos discursos normativos, borrando las diferencias específicas y presentándonos como ¨el modelo a seguir¨.

El orgullo es una lucha contra el poder normalizante que en sus varias formas de expresión quiere regular nuestra sexualidad, explotarnos como fuerza de trabajo, imponernos un modelo de vida capitalista apta para el consumo normativo, marginarnos en base a género, raza, etnia o grado de incomodidad para el sistema. Quien, con la excusa de la opresión, busca oportunidades para integrarse en las instituciones dominantes y en relaciones sociales normativas como el matrimonio. La lucha está orientada al rechazo de las normas político- culturales que deciden que tipos de identidad y sexualidades son aceptables y normales. La sociedad que nos niega, también nos posiciona en contra del modelo GSDfobo, racista, heteropatriarcal y militar, propuesto por las jerarquías católicas y políticas institucionales tanto de derecha como de izquierda. El capitalismo nos aboca al centro comercial de la belleza, que sigue de forma
apática la dirección indicada por los líderes de la sociedad cis heterosexual, con la norma del binarismo de género.

Apropiación de las luchas GSD

Los mecanismos de soportabilidad social del sistema, no actúan de manera explícita ni directa como ¨intento de control¨, ni de forma profunda como procesos de apropiación focal y puntal. Pasan totalmente desapercibidos por la costumbre arraigada del constructo normativo de lo íntimo y lo único. En el intento por apropiarse de nuestras luchas, normalizando determinados actos, estrategias o rasgos, el capitalismo está desvalorizando la contra-acción. Coagulando las pasiones, privatizando las emociones, haciendo que la vida sea vivida y vivible según sus patrones de conducta. Además, la militarización potencial de todo conflicto en los sistemas dependientes obedece geopolíticamente a las metamorfosis del capital financiero concentrado, la re-definición de los patrones de acumulación corporativa y la fragmentación-totalidad en la metamorfosis de las unidades de expropiación. en el contexto de las constantes mutaciones y adecuaciones del sistema de relaciones sociales de dominación, creemos que los estudios sistemáticas sobre acción colectiva, movimientos y protesta social, se deben re-pensar instrumentos, conceptos y estrategias e incluso las herramientas utilizadas para ello. La transformación de muchos movimientos de lucha en organizaciones políticas “oficiales”, instala dispositivos clasificatorios y de división entre los que protestan correctamente y los que son “intolerantes”, “no entienden”, “son usados” siendo pasibles de represión. Estamos cayendo en la institucionalización de las demandas. Los esquemas que agotan el procesamiento, estructura y narración de las demandas frente al sistema político-institucional, obviando los factores que las condicionan y proveen de sentido:

—La idea esencialista de que el sexo es una fuerza natural que existe con anterioridad a la vida social y que da forma a instituciones, está profundamente arraigado. Se considera que el sexo es algo eternamente inmutable, asocial e histórico. Propiciando la invisibilidad de la diversidad de maricas, migrantes, putes, transchulaces y todo aquello que desafíe a la norma.

—La división de les oprimides que niegan la identidad de género amparades en la consideración de ¨entidades biológicas¨, en lugar de construcciones sociales. Tanto en lo que refiere al género, como al sexo biológico por el único hecho de que el género como constructo está comenzando a ser aceptado y el sexo biológico, no.

—La mutilación a las personas intersexuales siendo bebes sin el consentimiento de estas, para perpetuar el binomio opresivo de hombre-mujer. Porque a través del binarismo de genero las labores de producción de cada cual se perpetúan, instando a lo necesario de juntarse por razones económicas.

—Se venera el prototipo de marica sin pluma y de alta posición económica porque se acerca más a los dictados institucionales del comportamiento adecuado.

—Intentan la negación de la soberanía y capacidad de decisión sobre nuestro propio cuerpo, con la patologización de los mismos.

—Con el diseño de vuelos, rutas turísticas, bares exclusivos y otros locales enfocados y destinados al reclamo del euro rosa.

Pavli


Las conclusiones en esta charla quedaron abiertas para dar lugar a un debate entre las asistentes. Por otro lado, Pavli, la autora de la charla, me autorizó a exponer aquí mi conclusión:

La apropiación capitalista de las luchas GSD tiene un paralelismo con la mercantilización del punk (e incluso de la filosofía Do It Yourself propia del anarkopunk, hoy en día le sirve al neoliberalismo para individualizar los problemas y como base para el “búscate tú la vida”), que tiene su causa en que las reivindicaciones no pasan del plano subcultural/alternativo, sin saltar a la escena política. Esto último en cuanto al punk, puesto que se desvinculó de las luchas sociales para relegarse a ese plano mencionado anteriormente y así despojarse de contenido político para pasar a ser una actitud y estilo de vida que poco tiene que ver con la lucha social, más allá de mensajes revolucionarios en canciones, lo que permitió que desde las discográficas comerciales lleguen a explotar nuevos estilos. En el caso de las luchas GSD, las vías legales, la falta de contenido político-social y perspectivas de clase (les trans de clase trabajadora son menos visibles de les de clase dominante), allanó el terreno para un ‘capitalismo gay’, un simple reclamo al consumismo. Para que estas luchas no sean apropiadas por el capitaismo, éstas deberían tener vinculación con otros problemas que afecta a las clases populares, como por ejemplo, los casos de las personas GSD en el ámbito laboral (dificultad de contratación, salarios, ambiente en los centros de trabajo, mobbing…) o estudiantil (acoso y discriminación), en las relaciones familiares, afectivas, etc, con el fin de poner sobre el escenario político y social los problemas cotidianos específicos de las personas GSD. Dotando a estas luchas de contenido político y social en lugar de tratarse como luchas a parte e integradas dentro de los movimientos populares, debería constituirse como una hoja de ruta de cara a construir un movimiento GSD fuera del ocio y el consumismo.

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