La izquierda parlamentaria (UP) encontrado un primer techo electoral: 71 diputados y casi 5 millones de votantes progresistas. No creo que nadie de izquierdas pueda estar satisfecho, pero no es un mal resultado si se ve a la luz de lo que teníamos hace unos años.
El pesimismo es un enemigo. Las encuestas inflaron a la izquierda parlamentaria para que los resultados la desinflaran, pero hay que tener claro que se pueden llevar adelante medidas de izquierdas y transformadoras con este acumulado. Lo fundamental es ser estratégicos, tener altura de miras para no regresar a las prácticas cainitas y de fragmentación interna de la izquierda. El referente debe ser la unidad popular, siempre desde la heterogeneidad de tácticas y estrategias.
Sin ninguna duda, se han manipulado votos para beneficiar a PP y PSOE. A pesar de ello, sería un error considerar eso como el motivo principal de la derrota electoral. Hay una mayoría social conservadora que tenemos que combatir. Eso es una cuestión económica, cultural y sociológica. Está en nuestras manos cambiarlo, día a día.
El viaje al centro de algunos pudo ser más o menos acertado. Lo relevante ahora es rearmarnos: mejorar nuestros medios, nuestros argumentos, nuestras organizaciones, nuestras prácticas y propuestas. Tenemos que seducir, adquirir más presencia, influir, seguir denunciando las políticas neoliberales y las miserias del sistema capitalista.
Hay que convencer. Hay campañas abiertas en las que trabajar: amnistía social, remunicipalizaciones, 5 de la PAH… Hay que mejorar la comunicación, ir a las televisiones, disponer de nuestros medios. El activismo tiene que ir más allá de la movilización clásica.
Controlar los procesos productivos es una cuestión esencial de poder. Necesitamos un sindicalismo combativo, propositivo, en lucha. Hay que mostrar a los trabajadores que pueden y deben luchar por sus derechos con el objetivo de una democracia económica efectiva y plena.
Tenemos que ir a los pueblos y provincias, tener propuestas claras para la transformación de todo el país. Tenemos que aumentar nuestra presencia y llegar cada día a más gente, tenemos que ser audaces y ambiciosos.
Las mujeres tienen mucho que decir en este proceso. Los liderazgos femeninos han sido muy importantes para la izquierda parlamentaria una vez más. La movilización de las mujeres es condición necesaria para cualquier cambio en positivo.
En definitiva, no podemos permitirnos la ingenuidad de pensar que algo tan grande podía cambiarse de la noche a la mañana. La dinámica conservadora ha cambiado y, aunque hayan ganado, actúan sin ideas y a la defensiva. Hay que persistir, y eso pasa por mostrar a toda la población una alternativa de izquierdas con propuestas concretas y un modelo de país más justo y mejor para todas las personas.
Eso pasa también porque las tendencias más rupturistas sepamos hacer política en una línea que sume y ayude a avanzar, en lugar de restar y paralizar. Eso es lo que debemos ser capaces de liderar todos los compañeros libertarios: un proceso de empoderamiento popular capaz de impulsar el socialismo.
Hay camino por delante, avancemos.