Embat es una organización libertaria de Catalunya. Una red de militantes que hace un par de años iniciaron un proceso de análisis político y estratégico con el poder popular como base. Desde entonces han compartido sus posicionamientos en cuestiones como el Procés sobiranista catalán, las remunicipalizaciones o la represión, que han difundido también en redes como Facebook y Twitter. Ese proceso dio origen a una organización, como ellos mismos nos cuentan, nacida para fomentar y dar soporte al movimiento popular.
Charlamos sobre la actualidad de Catalunya y España; sobre los movimientos sociales, sus desafíos y su necesidad de confluencias; sobre nuevos tipos de sindicalismo y sus relaciones y, también, sobre su propia organización:
Regeneración: Las instituciones políticas del régimen parecen bloqueadas ante la falta de gobierno en el caso del Estado Español y la falta de acuerdo en los presupuestos en el caso de Catalunya. ¿Cómo analizáis el momento político al respecto? ¿Qué aspectos os parecen destacables?
Embat: Como decís en estos momentos las institiciones estatales están semi-paralizadas por falta de entendimiento entre los principales partidos políticos. En realidad deberíamos destacar el hecho de que la aparición de dos de estos partidos (Podemos i la CUP principalmente) se debe a la irrupción en la arena política de una parte de los movimientos sociales que se activaron y crecieron al calor del ciclo de luchas del Movimiento del 15M en el estado español y del “Procés Sobiranista” en Catalunya.
El hecho de que estos partidos de alguna manera hayan sido muy importantes en la política durante los últimos dos años puede ser un indicador de la fuerza social que tenían detrás y que daban o dan legitimidad a sus políticas.
…tener un gobierno no significa tener el poder de cambiar las cosas de verdad. Para ello se necesita un pueblo organizado
En el caso del desgobierno o del bloqueo institucional que estas opciones representan, no es más que la constatación y la puesta en práctica del espíritu que las movía. Por un lado Podemos no puede apoyar el corrupto Régimen del ’78 y debe hacer todo lo posible por romperlo, ese es el mandato de sus bases; por el otro la CUP no puede permitir que Catalunya siga ni un minuto más inserta en la reaccionaria España de las autonomías y debe hacer todo lo posible por lograr la independencia, respetando, eso sí, su propio espíritu anticapitalista que es quien le ha dado la razón de ser.
Ambos partidos presentan contradicciones en la ejecución de sus políticas o en la lucha institucional allá donde han conseguido el poder. Es este el campo de fricciones entre la política y la sociedad civil, que a menudo ve como a pesar de que estas opciones tienen el gobierno local la vida cotidiana de las personas no cambia prácticamente nada. Es este el campo de actuación de las opciones de intención revolucionaria como Embat y de los movimientos popurales que vemos que tener un gobierno no significa tener el poder de cambiar las cosas de verdad. Para ello se necesita un pueblo organizado detrás.
R: Si los movimientos populares son la llave para desbloquear esta situación de modo que resulte una salida más propicia para las opciones revolucionarias, ¿Cómo pueden presionar, de una manera más concreta, esos movimientos populares en Catalunya y en España? ¿Qué estrategias consideráis ahora que se retoma el curso político?
E: En estos momentos y hasta que se ponga en marcha un nuevo ciclo de movilizaciones lo más importante es tejer alianzas entre los distintos movimientos. Tenemos que tener claro que las luchas de uno son las de todos. En este aspecto hay que tener una vocación “multisectorial” de la lucha. Y además, toda lucha debería extenderse más allá de su territorio, tejiendo nuevos lazos solidarios.
… hasta que se ponga en marcha un nuevo ciclo de movilizaciones lo más importante es tejer alianzas entre los distintos movimientos
Es decir, que para que una determinada lucha social triunfe lo más sensato es “socializarla” todo lo posible. Esto lo hemos podido ver en los últimos tiempos tras los desalojos de Can Vies y el Banc Expropiat en Catalunya o en la huelga de Movistar, por poner unos ejemplos. Cada colectivo, organización o movimiento social debería implicarse, en la medida de sus posibilidades, en luchas de solidaridad. De esta manera se va creando un caldo de cultivo proclive a las alianzas y confluencias.
Una huelga o una lucha vecinal tienen muchas más probabilidades de triunfar si sus reivindicaciones son recogidas por la sociedad civil en su conjunto. Por eso el sindicalismo mayoritario intenta siempre aislar las empresas en conflicto. Lo potencialmente subversivo es que los trabajadores de distintas empresas hablen entre sí y descubran lo que tienen en común y su fuerza colectiva. Y lo mismo ocurre con los conflictos comunitarios o estudiantiles.
R: ¿Qué relación encontráis entre el momento político que viven las instituciones del régimen y el de los movimientos sociales?
E: Si en estos momentos existe este desgobierno también vemos que existe un período de desmovilización. Por un lado el ciclo de luchas del 15M ya se ha cerrado y por el otro, aún no ha nacido otro ciclo. Creemos que los distintos procesos electorales han desencantado a la mayor parte de la gente militante o activista.
A una parte se la han integrado en las instituciones y se la ha sacado de la calle. Otra parte ya se ha ido para casa al no haber conseguido victorias visibles en las luchas sociales. Y por último hay otro sector que se ha hecho bastante antipolítico, si es que no lo era ya de antes, debido a este hartazgo de la política del que hablamos ayudado por la constatación de los límites de los llamados “gobiernos del cambio”.
R: La situación actual llega después de un lustro de importantes movilizaciones, ¿Qué conclusiones podéis extraer y qué creeis que ha faltado en este tiempo?
E: En estos años creemos que ha faltado una confluencia real entre las plazas y el mundo del trabajo. Como hemos visto en Francia durante los últimos meses, esta es una de las claves para ganar fuerza.
En estas Marchas [de la Dignidad] salió un millón de personas a la calle, se hizo un programa bastante avanzado, se ponían las bases para convocar una huelga general desde el anticapitalismo…
En estos años hemos tenido tres huelgas generales que se convocaron bajo otros cálculos sin tener en cuenta los movimientos existentes en la calle. Pero estos movimientos de calle las hicieron suyas y lograron que la huelga ganara mucha fuerza en numerosos lugares. En muchas ciudades los movimientos confluyeron con el sindicalismo alternativo y anticapitalista y le dieron la espalda al sindicalismo oficialista. Esta alianza tenía mucho sentido y como luego vimos durante las “Marchas de la Dignidad” pudo haber sido un movimiento popular realmente masivo. En estas Marchas salió un millón de personas a la calle, se hizo un programa bastante avanzado, se ponían las bases para convocar una huelga general desde el anticapitalismo… Pero justo por aquel entonces apareció Podemos.
Este partido venía de gente del 15M y del activismo. No había nacido directamente de estos movimientos, desde las asambleas populares, sino que se generó en paralelo o por afuera. Pero a costa de aparecer en los medios de comunicación de masas durante meses y tener unos buenos resultados en las elecciones europeas mucha gente que podía simpatizar con los movimientos comenzó a pensar que era mejor apostar por este partido que a sus ojos decía lo casi mismo, y que además comenzaba a tener algunas posibilidades de influir en la vida política…
Como hemos dicho antes, pensamos que los movimientos no estábamos preparados para este momento crucial. Los distintos sindicatos, partidos y movimientos que impulsaban las “Marchas de la Dignidad” estaban marcados por la vieja política de izquierdas que ha predominado en los últimos 30 años, y todas sabemos las grandes dosis de sectarismo, de ansias de protagonismo, de unilateralidad, de falta de visión global que ha caracterizado la extrema izquierda política y sindical. Ante el auge de Podemos esta izquierda fue incapaz de capitalizar nada. Y por el otro lado el “movimiento de movimientos” que era el 15M nunca se pudo estructurar de forma completa. Había ciudades o barrios más avanzados que otros dependiendo del tipo de activistas que impulsara sus asambleas. En resumen, no se pudo madurar y cuando apareció un partido que parecía reflejar más o menos los intereses y objetivos del movimiento mucha gente se subió al carro sin más.
Desde las izquierdas anticapitalistas seguimos teniendo […] un planteamiento muy partidista y poco de movimiento. […] No pensamos que se pueda madurar sin plantear estos problemas en serio.
R: ¿Creeis que sería posible a día de hoy repetir una experiencia como la de las Marchas de la Dignidad? Es más, ¿Estamos mejor preparados en este momento? ¿Creeis que se ha madurado?
E: Creemos que en estos momentos no se podría repetir aquello. Desde las izquierdas anticapitalistas y los movimientos sociales seguimos teniendo los mismos planteamientos en tanto alianzas. Por así decirlo, se trata de un planteamiento muy partidista y poco de movimiento. Cada organización piensa que en una lucha conjunta se llevará el público que participa para su parcela. Por tanto se dan dinámicas de competición entre organizaciones y de desconfianza mútua. Todo esto va en contra del interés común que nos ha movilizado.
No pensamos que se pueda madurar sin plantear estos problemas en serio y de forma sincera en foros compartidos por todos los movimientos y no sólo de un sector ideológico. Se madurará cuando tengamos como prioritario lo colectivo sobre lo partidista. Pero para empezar no estamos ni siquiera generando estos espacios de debate estratégico.
R: ¿Qué aspectos os parecen más relevantes de cara al futuro de las luchas sociales y en qué líneas está trabajando Embat?
E: Nuestro objetivo es que aparezca en Catalunya, nuestro ámbito de actuación, un nuevo movimiento popular que active un ciclo de luchas. Este movimiento popular o movimiento de movimientos debería tener su propia orientación política y convertirse en un nuevo actor en el panorama político catalán. Deberá ser una entidad que los poderes existentes sean incapaces de ignorar y que esté presente en todos los barrios y pueblos. Ni podemos dejar el proceso soberanista en manos de la derecha burguesa ni podemos tampoco permitir que la contestación a las numerosas causas por las que luchar quede o bien en manos de una galaxia de colectivos que no se coordinan y que por tanto poco pueden lograr, o bien que queden en manos de fuerzas políticas que lo llevarán por la via institucional cooptando las luchas. Además este movimiento popular debería poder conectar con el sindicalismo de base, que es un aliado necesario para la activación del ciclo de luchas.
R: Sin embargo, parece que sigue dándose una cierta ruptura entre sindicalismo y nuevos movimientos sociales, hasta el punto de que parecen vivir cierto auge las redes de solidaridad y otros modelos que podríamos entender como sindicalismo barrial o vecinal. Iniciativas con una propuesta más integral, partiendo de lo laboral hacia ámbitos como la educación o el consumo. En realidad algo muy similar a lo que ha hecho el sindicalismo revolucionario a lo largo de su historia, pero renegando del sindicalismo o, al menos, de las organizaciones sindicales existentes. ¿Qué opinais de estas propuestas? ¿Qué puede hacerse para superar esa brecha entre militantes sindicales y sociales?
… las mareas, el sindicalismo alternativo, el sindicalismo precario y el sindicalismo de barrio le tenemos que dar la vuelta al panorama laboral de este país en los próximos años y contagiar el resto de la sociedad.
E: El sindicalismo en general está llevando a cabo un proceso de regeneración. Lo podemos observar a partir de esas redes de solidaridad que comentáis. Estas redes las lideran gente que proviene de los movimientos sociales y que no confía demasiado en los sindicatos de clase tal como funcionan ahora mismo. Igualmente surgen otros sindicatos de profesiones hasta ahora no sindicadas como los “manteros” de Barcelona, las “Kellys” de la limpieza, el sindicato de músicos…
También en el sindicalismo alternativo se van abriendo camino iniciativas para los sectores más precarizados. Esto lo ejemplifica el sector de las TIC organizado en CGT, o los del espectáculo, figurantes, estatuas humanas que se van organizando en CNT, así como sus secciones de hostelería… por poner unos ejemplos. Tampoco podemos olvidarnos del auténtico sindicalismo comunitario que ejemplifica la PAH, Stop Deshaucios, la FAGC y similares, y las luchas de la vivienda en toda su extensión.
Bien, como vemos se está abriendo paso un nuevo tipo de sindicalismo del precariado. Aún no confluye entre sí y cada cual va por libre, pero se trata de una clara estructuración de la clase trabajadora en nuevas organizaciones.
Pensamos que necesariamente este sindicalismo tendrá que confluir con todos los sectores laborales más normalizados y estables. La idea de las mareas (blanca, amarilla, verde, naranja, morada, etc.) que se dieron para protestar contra los recortes pudieron haber conseguido abrir una nueva forma de sindicalismo de base. Sin embargo, las burocracias sindicales estuvieron atentas y lograron controlar la disensión. De todo aquello quedan algunos buenos ejemplos como el de la huelga de profesorado de Baleares de hace un par de años o la huelga de Movistar. Desde luego cada vez que hay una huelga percibida como una huelga “de verdad”, los movimientos sociales están dispuestos a echar una mano como ha ocurrido en Panrico, en Coca-Cola, o en Transportes de Barcelona.
Volviendo al principio, las redes solidarias suponen una oportunidad de generar un sindicalismo comunitario, hecho desde los barrios. Sin embargo tienen el problema de que hoy en día hay tanta movilidad en la sociedad que casi nadie trabaja en el barrio en el que vive. Por tanto es obvio que para lograr victorias laborales tendrán que colaborar con otros sindicatos y con otros barrios. Creemos que estas confluencias serán lo que marcará la diferencia y que pueden tener el efecto de generar asambleas laborales de barrio hechas por sindicalistas y militantes solidarias de un determinado territorio, independientemente de la organización sindical a la que pertenezcan.
Entonces entre las mareas, el sindicalismo alternativo, el sindicalismo precario y el sindicalismo de barrio le tenemos que dar la vuelta al panorama laboral de este país en los próximos años y contagiar el resto de la sociedad.
R: Respecto a Embat, lleváis ya varios años funcionando. En este tiempo habéis pasado de ser proceso a constituiros como organización política ¿Cuáles son los principales avances que habéis experimentado y qué podemos esperar de Embat en el futuro?
E: Como decís ya hemos pasado la fase embrionaria de creación de identidad y estructuras, de generación de objetivos y de clarificación de tácticas y estrategias. Entramos en el momento de consolidar definitivamente nuestra estructura y expandirnos territorialmente y, por supuesto, mejorar de lo dicho anteriormente. Si bien somos una organización relativamente nueva, en estos momentos intentamos poner las bases para que surja ese movimiento popular del que hablamos que es nuestro objetivo estratégico. Sin él no podemos pensar en cambiar el estado de las cosas y por tanto seguiremos dependiendo de la gran política hecha desde arriba. Evidentemente Embat no es el movimiento popular, sino que seremos una de las muchas organizaciones, colectivos o movimientos que lo compondrán.
R: En el ámbito español existen organizaciónes como Apoyo Mutuo (apoyomutuo.net), que se define como organización de militantes por la democracia y apuesta por impulsar el movimiento popular, o la Federación Estudiantil Libertaria (felestudiantil.org), una organización del ámbito educativo que propone la gestión comunitaria. Os hemos visto firmando un comunicado conjunto respecto al 1º de Mayo ¿Creeis que hay ámbitos de confluencia más allá de los comunicados? ¿Qué papel pueden jugar en la construcción de un movimiento popular?
E: Deberá haber mayores ámbitos de confluencia que los de los comunicados, eso es obvio. Todo depende de en qué luchas nos encontremos y qué tipo de estrategias elaboremos. De momento son piezas que desde lo libertario pueden ir transformando la “galaxia” de colectivos y proyectos en los que está dividido el antagonismo en un movimiento popular hacia una sociedad libre, igualitaria y fraternal.
Nuestra responsabilidad es evitar la debacle hacia la que va el mundo de nuestro tiempo y solo lo haremos construyendo un pueblo fuerte consciente del tiempo en el que vive.
Somos una organización nacida para construir el poder popular en nuestros barrios y centros de trabajo y estudio.
R: Volviendo al marco de Catalunya ¿Cuál es la relación de Embat con las CUP y los movimientos sociales catalanes? ¿Qué aporta Embat a este contexto?
E: Con las CUP tenemos relación a nivel personal a base de militancias compartidas en los movimientos sociales. Es decir que en las luchas sociales militamos juntas. También tenemos relación con alguno de sus sectores a fin de generar alianzas para crear movimiento en la calle.
Embat aporta una red de militantes sociales, de recursos compartidos, de formación político-ideológica libertaria, de contactos… a quien los necesite. Somos una organización nacida para construir el poder popular en nuestros barrios y centros de trabajo y estudio.