Individuo y masa

Por Lus
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En los albores de la Revolución Industrial y con el creciente éxodo rural de la población, los individuos comenzaron a concentrarse en las ciudades, residiendo en las periferias y abandonando la tranquila vida de los campos. Durante aquel tiempo, el modo de vida cambió radicalmente y las grandes aglomeraciones de gente en las ciudades formaron masas. Hoy en día, las sociedades humanas, fruto del crecimiento exponencial de la población, tienden a aglomerarse en masas, en grandes urbes que siguen creciendo sin parar. Sabiendo que las masas son compuestas por individuos, ¿son realmente los individuos iguales unos a otros quienes forman masas?

Considerando que cada individuo es un ser único e irrepetible, quizá nos lleve a una contradicción, pues si las masas son formadas por individuos iguales no puede ser que existan diferencias en sus componentes. Pero analicémoslo con mayor profundidad. La masa es un grupo enorme de gente que comparte unos mismos objetivos, inquietudes, opiniones y/o aficiones. No poseen forma definida sino que son ‘entidades’ que surgen cuando una gran cantidad de individuos comparten dichas características. El individuo es en realidad un ser único si lo examinamos pormenorizadamente. Puede compartir ciertas características con otros individuos pero a la vez discrepar en otras. Un ejemplo de masa puede ser unos aficionados de un equipo fútbol. Sus componentes comparten una misma afición y apoyan a un mismo equipo, deseando siempre que ‘su’ equipo triunfe y dé buen juego en el campo. Sin embargo, al analizar a cada individuo nos topamos con que a lo mejor uno es de derechas y otro de izquierdas, uno es un fanático y otro simplemente disfruta verlos jugar, a unos les invade la euforia o la ira más fácilmente y otros se muestran más pasivos… Y así, desde las hinchadas hasta los públicos de un concierto de rock.

Entonces podemos distinguir entre el comportamiento del individuo cuando vive su vida privada y cuando entra en el papel que le haya tocado en la sociedad, es decir, entrar en ‘estado de masa’. Así pues, cuando vemos una masa uniforme de gente que va de un lado para otro en hora punta, significa que las personas asumen su rol de ir al trabajo y de llegar puntual como muchos otros con el mismo objetivo. No obstante, esos mismos individuos se podrían encontrar en un domingo por la tarde paseando con sus hijos, hablando con sus familiares o tomándose unas cañas.

Hace un siglo, cuando el movimiento obrero poseía fuerza y, poniendo el caso de España a principios del siglo XX y concretamente los años ’30, el anarquismo consiguió ser una ideología de masas. Eso quiere decir que entonces, las ideas anarquistas estaban en las mentes de los individuos y entonces se agrupaban en masas, siendo evidente que cada uno de esos obreros y campesinos tenían concepciones diferentes del anarquismo, así como entre ellos existen diversas opiniones y comportamientos. Entonces, el movimiento libertario consiguió ser un movimiento de masas en que ellas mismas tenían forma y estaban organizadas, al contrario que las masas de hoy en día, que son moldeadas por los grandes medios de comunicación privados. Por ello, las masas actuales están formadas por sujetos pasivos sin contacto entre sí, una masa amorfa de gente incomunicada que comparte aisladamente unas mismas características.

Las masas actuales, al contrario que los movimientos revolucionarios del pasado siglo, están subordinadas a unas pautas impuestas desde la autoridad de la opinión pública. Las diferencias entre individuos que conforman esas masas son cada vez menores e incluso insignificantes. Todas ellas incapaces de articular una respuesta firme y sus componentes acaban comportándose como un rebaño, eso sí, manteniendo sus particulares diferencias. Pero entonces, ¿existe realmente una relación entre masa e individuo? La respuesta es afirmativa, pues son los individuos quienes forman las sociedades y las organizaciones sociales dependen de qué individuos la constituyan.

Así encontramos una gran diferencia entre unas masas revolucionarias anarquistas y unas masas estúpidas. Las primeras poseen una forma definida compuesto por sujetos activos y organizados, capaces de generar una contestación al poder establecido y con el objetivo de conquistar la libertad, la emancipación de sus componentes. En ellas, la masa no absorbe al individuo sino que es una estructura en que el individuo puede garantizarse su libertad junto con el resto y asumiendo unas responsabilidades. En cambio, en las segundas, las masas absorben al individuo que, al estar aislado unos de otros, no hay entre ellas comunicación y por lo tanto, no existen individuos responsables. Por eso se hacen amorfas, una masa incapaz de articular respuestas y necesitada de una autoridad externa para guiarlas.

Actualmente, la ideología dominante es la no-ideología. Un amalgama de mentiras vertidas por los medios de comunicación, los anuncios de la tele y una cultura hegemónica sensacionalista, superflua y sin valores que entre todo ello conforma una sociedad de masas desorganizada, amorfa, sumisa y estúpida. Mientras, el anarquismo sigue siendo una alternativa en la marginalidad y tenemos que volver a ser un movimiento de masas. Nos sigue quedando mucho trabajo por delante y tendremos la tarea, no de iluminar a la gente ni hacer de vanguardia guiando unas masas, sino de hacer de los individuos unos sujetos activos.

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